Por Daniel Das Neves (*).- “El talento joven, emprendedores y empresas, interesados en el desarrollo e innovación tecnológicas”, fueron los convocados a la primer feria de la Economía del Conocimiento, que en días pasados se realizó en la Sociedad Rural, organizada por la Secretaría de Economía del Conocimiento, que depende del Ministerio de Economía.
Para publicitar esa actividad, se realizó un spot que fue presentado por las propias autoridades como “un botón de muestra de todo lo que se podrá disfrutar, en el que su guion, el video-bot, la locución, las imágenes y la música fueron creadas mediante herramientas de inteligencia artificial”.
Ese botón de muestra se carga, como si nada, con trabajadoras/es de diversas actividades que deberían saludar una iniciativa que define, con toda crueldad, el lugar de los subalternos, de los asalariados y los no asalariados y condena eternamente a los que hace tiempo o más recientemente, no tienen trabajo. O que nunca lo tuvieron.
El emprendedurismo, los patrones tradicionales, o no tanto, y sus semilleros de talento se moverán con soltura en el espacio del poder vacuno (todo un símbolo), conscientes que el botón de muestra es una demostración de inteligencia real, esa que impone el rumbo del avance tecnológico haciendo a un costado a todo aquél que no se adapte a este mundo de un futuro presente.
Hay que dejar de hablar de lo virtual porque lo virtual hoy es la realidad y en esa realidad los seres humanos siguen teniendo cuerpos que son los que la inteligencia real, la que dispone de la inteligencia artificial según sus intereses sistémicos y de clase, pretende invisibilizar.
Podemos, y debemos, denunciar y repudiar esta situación, incluso esta convocatoria del Gobierno, reclamar la vigencia de convenios y estatutos, exigir la preservación de nuestras fuentes de trabajo; pero el dilema que se plantea va más allá de ese tipo de defensas, como lo señaló el compañero Carlos Baldino en esta página: “(debemos) plantear razonamientos ‘fuera de la caja’, introducirnos nosotros mismos en lugares incómodos para reflexionar y actuar organizadamente como productores de información, comunicadores -y seres humanos- al servicio de las grandes mayorías sociales”.
Claro que Baldino también se pregunta si la mayoría de los consumidores, franja en la que
están los afectados por la magia tecnológica, está dispuesta a pelear por otras reglas de juego.
(*) Periodista. Secretario de
Relaciones Internacionales de UTPBA.