14 junio, 2020

La conversación

Por Gabriela Esquivada (*), desde EEUU.- La madre de Shawn William creyó que la hora de tener “la conversación” con su hijo había llegado poco después de que él cumpliera 11 años y pegara un estirón que lo dejó en 1,80 metros. En una tienda una mujer blanca le dijo: “No es un chico, es un hombre”. A él le encantó. Pero a la madre, en cambio, la estremeció: “¡No! ¡Es un niño!”. De regreso a casa, la mujer comenzó a manejar en silencio. De pronto bajó la música. “Eso significaba que venía un sermón. Y entonces fue cuando tuvimos ‘la conversación’”, escribió William en redes sociales.

En general las charlas serias entre un adulto y un púber suelen girar alrededor del sexo. Pero no en la comunidad afroamericana de los Estados Unidos. “‘La conversación’ es lo que mi madre tuvo conmigo. ‘La conversación’ es lo que algún día deberé tener con mi hijo Langston. ‘La conversación’ es lo que las madres de todo el país en este momento piensan en tener con su hijo larguirucho después de los últimos acontecimientos”, siguió el hombre de 25 años.

Por su altura ya estaba listo para una toma de estrangulamiento, como la que mató a Eric Garner, o un balazo como el que recibió, pocos días antes de la muerte de George Floyd, el joven Ahmaud Arbery mientras se ejercitaba en la calle. “No más pistolas de agua, no más capuchas, no más correteo por ahí porque podría parecer que estás huyendo”, le explicó la madre.

“La conversación” detalla las reglas que deben seguir cuando un hijo afroamericano se encuentra con la policía, compra en una tienda o circula en cualquier espacio público. No llevar capucha. No correr. No dejar las manos en los bolsillos. Pedir un recibo y una bolsa al hacer una compra.

Magic Johnson, el famoso jugador de basket, le contó a Anderson Cooper en CNN: “El racismo ha existido durante siglos. Mi abuelo me habló de eso, mi padre me habló de eso. Yo, a los 60 años, lo sufro, y mis hijos, E.J. y Andre, lo sufren. He tenido esa conversación porque era importante hacerlo con ambos. Mira a George Floyd. Hizo todo lo que debía hacer. Y el oficial de policía puso todo el peso de su cuerpo sobre su cuello durante ocho minutos. Si eso le puede pasar a George Floyd, le puede pasar a E.J. y a Andre y a más hombres negros”.

“La conversación” ni siquiera se omite en las casas de los agentes públicos: “En nuestra familia siempre se ha hecho a la luz del difícil papel que las fuerzas de seguridad juegan en nuestras comunidades”, escribió Judy Belk en Los Angeles Times. “Mi hermano es un bombero retirado y mi hermana es una policía retirada, y ambos han tenido carreras largas y distinguidas en las que arriesgaron sus vidas con valentía. Pero ¿adivinen qué? Ellos también ha tenido ‘la conversación’ con sus hijos, porque saben de primera mano que, más allá de que seas hijo de un policía, un bombero o un médico, el color de la piel de una persona puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte”.

Los tópicos más comunes de “la conversación” —no hay que portarse mal, ni estar en lugares dudosos, ni entrar en conflicto con una persona blanca, y jamás resistirse a la policía— es “un vestigio de los días en que un negro podía ser linchado por ‘mirar de manera temeraria’ o ‘contacto chocante’, o simplemente por negarse a dejar la acera cuando se acercaba un blanco”, explicó CNN.

“Sin decir siquiera una palabra, un afroamericano puede parecer amenazante”, lamentó Kim Harris, fundadora de la red de apoyo de madres SAMS, a News 5 Cleveland. “Cuando te sientes lista para tener esa conversación, estás lista para que tu hijo pierda un poco de su inocencia”. Y Zakya Worthey, madre de tres niños de Arlington, Virginia, dijo a WUSA 9 que “la cuestión más perturbadora de todo esto es que existe un odio contra mis hijos del cual no los puedo proteger”.

Ese odio parece estar muy arraigado. Llega desde 250 años de esclavitud, 90 años de las leyes de segregación y lo que Michelle Williams consideró, en su libro The New Jim Crow, que dio base al documental 13 de Ava DuVernay, la reacción al movimiento de los derechos civiles de los ‘60s: el encarcelamiento masivo.

(*) Periodista. Escritora.

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