Por Juan Carlos Camaño (*).- Hace mucho más de dos años, en distintas etapas bien definidas, se llevaron a cabo robos, destrozos e incendios en el Complejo Cultural, Deportivo y Educacional de la UTPBA, en Moreno, provincia de Buenos Aires. La idea fija de quebrar a la UTPBA por todos los medios fue una constante, aún lo es.
Y hace dos años, después de esa seguidilla salvaje, lo planificado abrió paso a la usurpación del predio de 13 hectáreas que fuera un importante punto de encuentro para el esparcimiento y los debates sobre la profesión periodística, la lucha sindical y política de miles de trabajadoras/es de prensa, sus familias y compañeras y compañeros de organizaciones sociales de nuestro país y de América Latina.
Desde la usurpación hasta hoy mismo, el poder judicial y el poder político hacen silencio, un silencio que encubre, que justifica la usurpación y el robo de 13 hectáreas. Un silencio cómplice. Ninguna duda: algo huele a podrido en Moreno y más allá. Como en aquella Dinamarca de Hamlet.
(*) Presidente de la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP)