Miles de compañeros, uno por uno, boca a boca, cara a cara, como desde el primer día de la UTPBA. Una práctica habitual, una manera de actuar, de encarar problemas, de resolverlos; de promover debates y de aprender.
El mano a mano, el cara a cara, que no tiene nada que ver con operativos de convocatoria a votar. Tiene que ver, sí, con una decisión: vivir la participación sin exclusiones, excepto la de aquellos que sistemáticamente atentan contra la organización con agravios, mentiras, difamaciones y agresiones, a la vez que sangran por la herida porque no pueden poner a la UTPBA de rodillas, ni al servicio de la politiquería.