Según estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en 2025 alrededor de 262 millones de jóvenes de entre 15 y 24 años —es decir, uno de cada cuatro— no estarán empleados ni cursando estudios o formación, una situación conocida como “NiNi” (ni trabajan, ni estudian ni reciben capacitación).
A diferencia de otros países, los Estados de bajos ingresos han registrado un aumento significativo en las tasas de NiNi en los años posteriores a la pandemia de COVID-19, lo que refleja un desafío creciente para la inclusión laboral y educativa de los jóvenes.
El grupo de jóvenes NiNi no solo incluye a los desempleados que no estudian, sino también a quienes, aunque no trabajan ni participan en ninguna formación formal, tampoco buscan empleo de manera activa.
Además, la OIT señala que ciertas características incrementan la vulnerabilidad: las tasas de NiNi suelen ser más altas en zonas rurales que en las urbanas y disminuyen conforme aumenta el nivel educativo, tendencias que no se observan de la misma manera en el desempleo juvenil.