Por Jaime Iturri Salmón (*), desde La Paz. – Luchito Quezada era el último dinosaurio de la redacción de Última Hora, un periódico paceño que hace algunos años desapareció. En los años ’80, las máquinas de escribir, fieles compañeras de la infantería que trabajaba en las “galeras” de la redacción, fueron sustituidas por las computadoras Apple, 512, pues tenían esa capacidad de bites y, oh asombro, permitían que escribamos hasta cuatro notas que se almacenaban en su disco duro.
Todos migramos hacia esas maravillas tecnológicas, todos, menos Luchito que había pasado los 60 años y sostenía porfiadamente que esas modernidades no estaban hechas para él.
Tanto apreciábamos a ese viejo redactor que una vez que la empresa prescindió de las mecanógrafas y de los diagramadores, los periodistas más jóvenes ayudábamos a pasarle las notas.
Luchito se jubiló sin haber probado las virtudes de la computadora, sin haber explorado las grandes capacidades para buscar información y para poder avanzar más rápido en el trabajo apretando el delete en vez de tener que tachar con x el texto inservible y la posibilidad de mover palabras y frases enteras.
“Periodista que se duerme se lo lleva la corriente” decía mi maestro Ted Córdova Claure, el boliviano que trabajó en el periódico Opinión de Jacobo Timmerman.
Hoy ocurre lo mismo, o nos sumamos al uso de la Inteligencia Artificial o nos extinguimos como los dinosaurios después de la llegada del asteroide. Pronto, los algoritmos remplazarán a los médicos y les dictaremos a las computadoras nuestros síntomas, estas pedirán análisis para luego dar su dictamen y el tratamiento.
No ocurrirá lo propio en el periodismo, pues no solo se requiere de datos para contar lo que pasó o está pasando, sino del arte de saber contar, de la creatividad, de cierto olfato que llamamos periodístico.
Hoy ya es posible falsificar declaraciones y diálogos de personas con el arte de trucar la voz a través de la Inteligencia Artificial, pasa lo propio con el video y la fotografía.
Tal vez eso lleve a que seamos menos crédulos frente a las noticias y ello revalorice aquello de que “el mensaje es el mensajero” y que quienes consuman noticias valoren a los medios y a los periodistas cuyo único capital es la credibilidad.
Son muchas las dudas, pocas las respuestas, de lo único que estoy seguro es que no podemos imitar a Luchito. Hay que convertir a la IA en un aliado y esto sólo es posible si la conocemos y la usamos. Los dinosaurios desaparecieron pues la nube de polvo que creó el impacto del meteorito y que duró meses, no permitió que los rayos del sol llegaran hasta ellos y al ser animales de sangre fría sencillamente no despertaron. Así que, a moverse colegas.
(*) Periodista boliviano. Presidente de ATB Red Televisiva.
