24 junio, 2025

Mariposa Trash: “Salir del margen con nuestras propias condiciones”

Entrevistó Catalina Camaño Amato.

Comunicadora. Escritora. Docente en Filosofía.

Mariposa Trash. Poeta, performer y artista contracultural habla sobre su obra, su relación con lo queer, la escena indie, el punk y la política. Entre fanzines, enemistades y canciones, traza su lugar en la literatura y el arte de hoy.

-Mari, me interesa tu faceta como escritora, además de tu perfo en Fama y Guita, quería que me cuentes un poco sobre tu camino, tu trayecto, en la literatura.

-Yo arranco a escribir en 2016. Antes de eso, escribía… no sé, hacía cómics. Pero no es que escribía. Un día arranco a escribir cuentos medio surrealistas. Lamentablemente entro en la secta del surrealismo al toque.

-¿Qué querés decir con “lamentablemente”?

-Es que me parece un bajón, un embole. Me parece que querés escribir pelotudeces que no tienen nada que ver con cosas que no tienen nada que ver. No te entienden y decís: “Ay, no me entienden porque soy muy profundo”. No, no te entienden porque estás diciendo pelotudeces. Estás diciendo: “la pared roja sobre la que cae un anillo desértico, subterráneo, plutonio”.

Yo arranqué así, y también en paralelo escribiendo diarios porque estaba sola, sin internet, sin nada y muy deprimida. Después caí a un taller de poesía con 15 años y empecé a leer psicoanálisis, filosofía, Sartre, Bakunin, Kropotkin.

La cosa es que entonces arranqué escribiendo muy mal, escribiendo muchas cosas surrealistas y muchas cosas teóricas al pedo. ¡Horrible! Un bajón. Después, en la cuarentena, pasó el slam (NdR: competiciones de recitado e interpretación de poesía con el público como jurado) y me pasé más a ese formato stand-up. Y ahí como que me rescaté un poco.

-¿Y cuáles son tus influencias a la hora de escribir?

-En mi escritura me influyó mucho la tradición literaria de las juventudes urbanas marginales en Latinoamérica, que a la vez es lo que más me interesa y no hay tantas cosas escritas. Es una tradición que para mí va, en el caso argentino, desde el tango —con todo esto de las letras, letras de lo urbano— hasta… Ioshua.

Y hay un eje de la sexualidad atravesando todo eso. La tensión sexual. Lo oculto. Lo explícito también. Porque el tango… hay letras que dicen… hay un tango que arranca con: “Me quiero abrir las venas enfrente tuyo para mostrarte mi amor”.

Ahí, en esa línea, también está Vicente Luy, Sbarra. También están las letras de Los Redondos. Me encantan Los Redondos. Ricardo, mi compañero, los odia y a mí me encantan. Pero en esta se divide la población.

Hay muchas letras de Los Redondos que podrían ser poemas de Sbarra. Yo no me caí del cielo es un poema de Sbarra. Y yo lo que intento hacer un poco es eso: entrar en esa tradición literaria. Que no sé si existe o no, pero para mí existe.

-Bueno… y ¿Fama y Guita?

-Fama y Guita arranca en 2019, justo antes de la pandemia. Empezamos haciendo poesía, teatro… un teatro… no sé… medio poesía de slam. No nos salió del todo.

Arrancó la cuarentena y dijimos: “Uy, ¿qué hacemos?”. Así que hicimos una miniserie. Pasamos de la poesía al teatro. Hicimos poesía, teatro, cine. Y después, en medio del show teatral, hacíamos temas de Ricardo. Y así empezamos a hacer temas nuestros. Ahí nos dimos cuenta de que lo que nos funcionaba era la música.

No le llegás a la gente leyendo un poemita. Se te embola la mitad. Después te dicen: “Ah, me encantó”, sin darte ni pelota.

Mariposa Trash en el escenario.

-¿Pero llegaste a la música por la escritura?

-No. Y de hecho, la mayoría de las letras las escribía Ricardo al principio. Yo llegué por la performance. Lo que hago con Fama y Guita no tiene casi nada que ver con mi escritura. Ahora un poquito sí, me estoy metiendo mucho más en las letras.

En realidad con Ricardo lo que hacíamos al principio era… yo soy, en Fama y Guita, más que escritora, ideóloga te diría. Le digo a Ricardo: “Che Ricardo, me doy cuenta que falta un tema que diga Fama y Guita”. O “necesitamos una canción con otro nombre que hable de esto y esto y esto”.

Ricardo escribía la letra, me la pasaba, yo decía: “Sí, cambiale esto que no me gusta esto de acá”. Ricardo reescribía y yo: “¡Wow!”. Como trabajar con una IA, ¿viste? Por ejemplo, yo le dije a Ricardo: “Che Ricardo, necesitamos un tema que cante yo sola, que sea un rock and roll, que hable de ser travesti”. Entonces Ricardo escribió Chica, Chico, Rock and Roll.

-Vos no desligas el arte de la política, no es que te presentas en redes evitando mostrar tus ideas políticas. Eso te diferencia mucho de otros artistas que quizás están igual de pegados que vos, pero que evitan el tema. ¿Qué pensás de eso?

-Yo pienso, por un lado, que todo el arte es político. Pero no vas a hacer una revolución con un temita en tu guitarrita. Me he cruzado con mucha gente que piensa que va a cambiar el mundo con canciones. Y de hecho, si lográs tener un efecto, significa que te coptaron. Si vos decís: “¡Lo logré, lo logré!”, es que te metiste tanto en tu burbuja que no te das cuenta que no hiciste una mierda con esa cancioncita. Nada nada. Lo que yo sí creo es que el arte crea morales, crea cultura.

En el mundo de la poesía me daba cuenta cómo todo el mundo se callaba un montón de cosas por pegarla. ¡Flaco te estás callando para conseguir una publicación literaria en una revista que leen 20 personas! o conseguir una fecha y que te paguen cinco lucas. ¿Cinco lucas valés?

Lo que creo es que estamos en un momento en el que hay una crisis política a la concha de la lora. Y hay dos estrategias de marketing: está la de no decir nada y hacer las cosas bien —que sería callarse ciertas cosas, transar, juntarse con gente que te cae mal y ver si en una de esas las productoras o las discográficas te ven y dicen “dale”—. O hacer todo mal, mandarlos bien a la mierda, construir algo tan grande con toda la gente que está descontenta al punto de que esa gente que te cae mal diga: “Che, estos son competencia. Tengo que comprarlos”. Porque el capitalismo no es competencia, el capitalismo es monopolio. Cuando vos empezás a tener tanto público, el otro no te puede ignorar.

Así que yo, a nivel marketing, lo que estoy haciendo es empezar a hacer mucho bardo, mucho ruido, mucho quilombo. Al punto de que la gente que está pegada tenga que soportarme, en principio. Y después de que tenga que soportarme, tenga que comprarme. Y cuando tenga que comprarme, yo voy a decir: “No. Más plata”. Y ahí voy a seguir creciendo. Yo, más que pegarla, quiero pegarles. Y en el medio, difundir ciertas ideas que tengo.

-Por lo que veo, hay un concepto que te gusta traer que es el de contracultura ¿qué es para vos la contracultura? ¿La contracultura es anticapitalista?

-Yo creo que es clave pensar qué es lo que estás contrarrestando. Lo que hay que hacer es construir canales propios, construir escenas, y no quedarse en el under por el under mismo, ¿entendés? Porque eso es otra. Hay gente que hace de la marginalidad su identidad. Y a mí no me interesa eso. A mí me interesa salir del margen, pero sin transar. Salir del margen con nuestras propias condiciones.

La etiqueta anticapitalista me parece un poco grande. Medio nada que ver para un producto cultural. La contracultura es parte de un ciclo de la cultura dentro del capitalismo. Básicamente, el capitalismo tiene ciclos culturales: en un momento está la cultura hegemónica, de pronto hay algo que la rompe, y después hay una tercera cosa que emerge de esa ruptura. El punk, el hippie… bueno, sí, es contracultura, pero también es capitalismo. Por eso es que los fusiles son fusiles y las guitarras son guitarras.

-Al margen de eso, y sin caer en la obviedad, sos una artista trans. Eso también resuena en tu arte, como en “Chica, Chico, Rock and Roll”. ¿Cuál es tu relación con lo queer?

Claro. Yo siento que en Fama y Guita hay un mensaje político queer de base. Político y queer. Somos una trava migrante y  un viejo puto. O sea, ya está. ¿Qué más querés?

-¿Y sentís que todo lo que hacés se conecta? ¿O lo vivís como cosas separadas?

-Se conecta todo. Porque todo sale de mí. Pero no es que me siento y digo: “A ver cómo conecto esto con esto”. No. Es como que mi cabeza ya funciona así. Entonces, de repente, una idea que tuve para una canción termina en un poema, o en una escena, o en una conversación. Yo creo mucho en el cruce de lenguajes. Para mí, el arte está todo mezclado. Y eso también es político.

-¿Cómo?

-Porque el sistema te quiere ordenadito. Poeta por acá. Música por allá. Actriz por allá. Si hacés todo, no te pueden clasificar. No saben cómo venderte. Entonces te ignoran. Pero si lográs hacer todo y además que funcione, ahí ya no pueden ignorarte más. Por eso, para mí, la clave es insistir. Insistir con lo que sos. Ser tan vos que no les quede otra que mirarte.

La realidad usurpada

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Periodista y escritora. Miembro de Conducción de UTPBA. Delegada a la FELAP.
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Arte y tragedia

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Periodista. Miembro de Conducción de UTPBA.
Suele expresar la poesía y la narrativa literaria orientada hacia los bordes del desamparo social, que existen rasgos de belleza en la tragedia. ¿Será verdad?

Monstruosas

Por Catalina Camaño Amato.

Comunicadora. Escritora. Docente en Filosofía.
Hace un tiempo que el horror está en auge, desde los cuentos de Mariana Enriquez, nuevos éxitos argentinos de terror, como cuando acecha la maldad e inclusive la propuesta estética de cantantes como el Dillom.