Por Ana Villarreal (*).- La inteligencia ideológica implica decisión, generosidad y luz larga. En este vértigo “informativo” de destino incierto, que hoy signa las relaciones humanas, es escaso el espacio para valorar la capacidad individual o colectiva de las personas que enfrentan la injusticia sistémica. Y no importa que las experiencias hayan trascendido a escenarios de notoriedad. Se trata, en este caso de tomar la guía del ‘yo sólo puedo ser yo si tú eres tú’.
Esa liana ideológica ampara el reconocimiento del aporte intelectual de nuestros compañeros asesinados y desaparecidos por la dictadura cívico militar, comprometidos en todo terreno para luchar contra un sistema injusto.
Es el mismo marco que rescata la experiencia de la UTPBA, que recientemente ha dado, en las elecciones para renovar su conducción, un claro ejemplo de inteligencia colectiva para seguir preservando la organización en tiempos de desguace social.
Hace unos pocos días el mundo despidió al científico Stephen Hawkins, quien se caracterizó por compartir con la humanidad sus preocupaciones filosóficas y científicas.
En lo personal, desde los 21 años, luchó cada minuto contra una enfermedad de efectos devastadores. Tremenda pelea no fue obstáculo en sus apasionadas y revolucionarias investigaciones. Y eso le valió la contemplación informativa en todo el mundo.
Sin embargo, no cosechó la misma trascendencia la decisión de negarse a dictar sus conferencias en Israel, cuestionando la política del apartheid y la represión al pueblo palestino por parte del estado israelí.
Una de sus mayores preocupaciones de los últimos tiempos fueron las amenazas sobre el futuro de la humanidad. En este sentido, señaló a la violencia guerrerista como uno de los fenómenos de carácter exterminador sobre la raza humana. Fue uno de los impulsores del movimiento internacional que se pronunciara en contra del desarrollo de armas de inteligencia artificial.
El reto de la humanidad, a pesar de la mediocridad intelectual que se enreda en nuestro entorno con prácticas de la politiquería, de luz muy corta, sigue siendo la atención sobre el peligro de su extinción inminente.
Una exhortación que desde su capacidad intelectual y desde su inconmensurable generosidad ha dejado también como legado uno de los estrategas más brillantes de nuestro tiempo, Fidel Castro.
“Ninguna otra época de la historia humana guarda parecido con ésta -advirtió Fidel- Con seguridad, si tales riesgos no se comprenden por los que toman decisiones desde las alturas del inmenso poder que la ciencia y la tecnología han puesto en sus manos, la próxima contienda mundial será la última y transcurrirán, tal vez, decenas de millones de años antes de que nuevos seres inteligentes intenten escribir su historia”.
(*) Periodista. Miembro de conducción de la UTPBA