Radio Rivadavia es noticia en estos días. Con signos vitales que expresan presente y futuro, sin dejar de señalarse el padecimiento del que se viene, con un reconocimiento hacia quienes nunca dejaron de creer en la continuidad de una emisora histórica: los trabajadores.
Continuidad. Un concepto clave en esta parte de la historia de Rivadavia, que tiene unas líneas de actualidad por la que atravesamos, que son las que dieron origen a alegrías legítimas, en algunos casos no exentas de sorpresa.
Continuidad es retener juntos, conservar la credibilidad, mantener la coherencia, valores que tuvieron ejecutantes excluyentes: los trabajadores y sus organizaciones (AATRAC, UTPBA, SUTEP y SAL), que dispusieron de una voluntad y convicción por encima del valor de esos dos adjetivos, a los que seguramente se viene apelando en las últimas horas tratando de definir el momento.
Esos cuerpos que fueron puestos al límite de su capacidad de resistencia hoy pueden reivindicar, con orgullo, el valor de luchar por lo que les corresponde, por sus derechos, por sus deseos y de manera colectiva, restableciendo la idea potente –y por eso atacada por quienes dominan, controlan y someten desde el lugar que su sistema, el capitalismo, les asigna- de organizarse para enfrentar lo injusto. Una tarea central de la historia reciente de Rivadavia, en la que se acumulan prioridades estratégicas (preservación de la radio, defensa del puesto de trabajo de todos y exigencia del pago del salario en tiempo y forma) con una infinidad de pasos tácticos que nunca perdieron de vista el objetivo.
En los distintos capítulos late ese compromiso de lucha que hizo volver atrás 40 despidos de los Cetrá, otros 40 de DIFA, otros 50 de la Sindicatura; enfrentar la quiebra -y la consecuente devolución de la licencia al Enacom- garantizando la continuidad de la emisora en el aire y exigiendo el mantenimiento de todos los puestos de trabajo; impedir que Rivadavia fuera rematada en tres ocasiones; desactivar maniobras tendidas para evitar que el juez se expidiera a favor de la única salida posible con continuidad laboral, el avenimiento que los trabajadores decidieron impulsar tras una asamblea; impedir inminentes resoluciones negativas del juez con movilizaciones convocadas por los trabajadores y sus organizaciones; exigir el cumplimiento de la llamada “prorrata”, el único, y miserable, ingreso que los trabajadores tuvieron durante el período que fue desde la declaración de la quiebra hasta la aceptación del Avenimiento por parte del juez.
Esta misma página fue un testimonio permanente de las distintas acciones gremiales, judiciales y políticas realizadas, tomando como base informativa lo resuelto en cada una de las asambleas, ámbito cuya preservación fue clave para alcanzar el objetivo que todos –trabajadores y organizaciones- se propusieron.
En la actual etapa de la continuidad hay un Avenimiento que cumplir en todos sus términos, para corresponderse, incluso, con aquellos que por estos días expresaron su satisfacción y reconocimiento hacia los trabajadores. Costó mucho llegar hasta aquí como para que alguien eluda su responsabilidad. O la olvide.