La actriz estadounidense Scarlett Johansson se vio envuelta en una disputa con la empresa OpenAI después de denunciar que una voz “inquietantemente similar a la suya” fue utilizada en Sky, una de las cinco voces de Inteligencia Artificial (IA) que los usuarios de ChatGPT pueden elegir para conversar.
La controversia comenzó cuando Johansson rechazó la propuesta del presidente ejecutivo de OpenAI, Sam Altman, quien le aseguró que con su voz “cerraría la brecha entre empresas tecnológicas y creadores, y así finalmente confortaría a los usuarios”.
Según denunció Johansson, Altman no aceptó su negativa y utilizó una voz tan similar que la propia actriz afirmó: “cuando escuché el demo lanzado, me sorprendió, me enojó y no pude creer que el sr. Altman buscara una voz que sonaba tan inquietantemente similar a la mía que mis amigos más cercanos y los medios de comunicación no podían notar la diferencia”.
Esta controversia continúa sin resolución, aunque el uso de la voz se encuentra temporalmente suspendido. En la era de la IA, parece que no se valora el trabajo de los seres humanos ni se respetan sus derechos en cuanto al uso de los rasgos distintivos de su personalidad.