Del 1 al 7 de agosto se celebra en más de 170 países la Semana Mundial de la Lactancia Materna, destinada a proteger, fomentar y apoyar este acto de amor maternal, y a mejorar la salud de los bebés de todo el mundo.
Expertos del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas la declararon como un derecho humano que debe de ser fomentado y protegido. Por otra parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) también se ha pronunciado al respecto, y estima que, anualmente, la vida de más de 800 mil pequeños puede salvarse si las madres siguen las recomendaciones de comenzar la lactancia materna una hora después del nacimiento y mantenerla en exclusiva durante los primeros seis meses de vida.
La leche humana es rica en proteínas, hormonas, factor de crecimiento y otros componentes fundamentales para el crecimiento y desarrollo adecuado de los bebés. A través de ella, las niñas y los niños absorben con mayor facilidad una serie de nutrientes que en otras fórmulas lácteas o leche animal les cuesta un poco más de trabajo asimilar.
Ha sido comprobado científicamente que gracias a la lactancia y al contacto piel a piel, los bebés pueden ser menos vulnerables a diferentes enfermedades y afecciones, e incluso, el proceso de recuperación ante estos sería más rápido y eficiente.
De acuerdo a la OMS la lactancia materna también es beneficiosa para las madres. De manera exclusiva funciona como un método natural (aunque no totalmente seguro) de control de la natalidad (98% de protección durante los primeros seis meses de vida) y también reduce el riesgo de cáncer de mama y de ovario, diabetes de tipo 2 y depresión postparto.