Llegó la aprobación del Ente Nacional de Comunicaciones -ENACOM– para que la empresa Starlink, propiedad de Elon Musk, comercialice sus servicios en la Argentina. StarLink está compuesta por una red de, hasta ahora, casi 5.000 satélites de órbita baja, planea poner en ese espacio unos 7.000 más y de esta forma cubrir mayor territorio del mundo con sus servicios.
Hay dos aspectos de esta noticia: uno supuestamente positivo para los usuarios porque eventualmente tendrán un servicio de calidad donde antes no lo tenían, debido a que las operadoras locales (muchas extranjeras) monopolizaban el mercado sin competencia con un servicio mediocre en muchos lugares o directamente inexistente. Fuera de las grandes ciudades las conexiones son malas.
El otro aspecto es -en realidad- el que abre una noticia más relevante que nos pinta el futuro que se nos vino encima: StarLink fue aprobada para operar legalmente y comercializar sus servicios, pero al ser un servicio satelital que no necesita un cableado físico ésta empresa ya operaba en el país hace rato. Hay muchos enlaces de la empresa operando en el Norte y Sur de Argentina, usuarios que compraron su kit en Chile o Paraguay y luego lo instalaron en el techo de sus casas, pagando el servicio en otro país. StarLink funciona, ya que no es fácilmente bloqueable.
Justamente en este difícil (o imposible) bloqueo es donde está el cambio de paradigma. Sobre esas redes satelitales pueden existir comunicaciones no reglamentadas, ya que no hay un ente oficial que pueda forzar un bloqueo o un pedido judicial para peritar una comunicación, etc.
Para explicar el caso, cuando navegas en tu casa las comunicaciones salen por el modem / router, de ahí por un cable de fibra óptica interconectado por nodos llega a una empresa que te brinda el servicio a unos kilómetros de tu casa, y luego la comunicación salta a la red internet donde llega a destino. Si usas redes sociales desde un dispositivo móvil (teléfono celular) esa comunicación va por aire hasta una antena que está a cientos de metros para después rebotar por antenas hasta conectarse a un cable de fibra óptica y seguir el mismo camino que el servicio de internet de tu casa.
Con esta reciente resolución, las comunicaciones fluyen directamente entre tu casa y el satélite de Elon, sin intermediarios.
Para entender mejor de quién y de qué estamos hablando, debemos mencionar una noticia difundida en este medio donde se informa que el Pentágono (es decir Estados Unidos) contrató la empresa SpaceX, de Elon Musk, para proporcionar sus servicios a Ucrania “porque las comunicaciones de este tipo constituyen un aporte vital para que Kiev disponga de las capacidades de comunicación y satélites resistentes que necesita”.
Es decir, el hombre más rico del mundo, magnate de las comunicaciones, dueño de X (antes llamada Twiter) entre otras grandes empresas, hoy instalado en Argentina para brindar sus servicios maneja a voluntad las dimensiones de uno de los conflictos bélicos del planeta en esta etapa.
