1 abril, 2023

Couso: “Parte del progresismo se deja llevar por los grandes medios”

Entrevistó Gustavo Vargas (*).- El documentalista y camarógrafo español Javier Couso -activista social y ex Eurodiputado- de paso por Argentina presentó su libro “Rusofobia, la propaganda antirusa al servicio de la guerra” ante un auditorio que contó con la presencia de periodistas, comunicadores, militantes y cuerpos diplomáticos.

Amigo de UTPBA-FELAP, en esta entrevista Couso repasó el origen y la actualidad de la rusofobia, las respuestas de los sectores progresistas y los alcances de las nuevas herramientas, como la Inteligencia Artificial.

-¿Cuál es la idea central de Rusofobia? 

-Lo planteé como un manual anticipatorio. Es fruto de una investigación después de comprobarlo en mi trabajo político como representante europarlamentario y vicepresidente de la Comisión de Asuntos Exteriores de la octava legislatura de 2014 a 2019. Fui testigo privilegiado, no sólo de las consecuencias que supusieron la injerencia estadounidense y europea en el Golpe de Estado, que se denominó Euromaidán (manifestantes se reunieron en la Plaza de la Independencia de Kiev), y a partir de ahí, toda la tragedia, la implementación de leyes y de persecución del sur y del este ucraniano a personas ucranianas de cultura rusa.  

Y cómo a partir de ahí, tanto en la Comisión Parlamentaria como en el pleno del Parlamento Europeo, cada vez se iban alzando más voces de diputados/as pertenecientes a Polonia o los países Bálticos, que elevaban el tono rusófobo, que fue posteriormente acompañada -y acrecentándose- en los grandes medios de comunicación.

En aquellos momentos-2014/2015- era algo que no se veía en España, ni en los grandes medios de comunicación, pero a partir del 2016/17 fue entrando, se fue instaurando en las primeras páginas de los grandes diarios, y en las televisiones. O sea, comenzó una campaña sistemática de noticias negativas para influir a la población en contra de Rusia.  

Entonces, la idea central de Rusofobia es dar elementos para entender históricamente cómo se inicia esta campaña sistemática que lleva unos cuantos años, y que ha pasado por dos siglos, XX y XXI, para alejar en primer lugar a Rusia de Europa, y para que no exista la posibilidad de crear una arquitectura común de seguridad de comercio y de acopio de energía entre Rusia y la Unión Europea.

Además, esa campaña es necesaria para convencer a las poblaciones para realizar guerras. Sin el apoyo de la población no existe tal posibilidad. Este libro es un instrumento para entender lo que está pasando, y quién está detrás de esta campaña que abarca la mayoría de los grandes medios de comunicación mundiales, pero por sobre todo el occidente colectivo.  

– ¿Cómo empezó la tarea de la industria cultural occidental, principalmente de EE.UU., a demonizar todo lo referido a Rusia? 

-Empezó antes, incluso existe desde 1881, pero realmente se empieza a delimitar, a clarificar o a teorizar sobre este empeño de demonizar a Rusia con los grandes teóricos de la geopolítica estadounidense – y también de la primacía-.

Estoy hablando, por ejemplo, de Halford John Mackinder, aunque sea británico. También de George Kennan, quien desarrolla la teoría de la contención de la Unión Soviética. Del mismo modo, estamos hablando -de antes la caída de la Unión Soviética- de teóricos como Brzezinski, que no sólo teorizan, sino que animan una campaña sostenida, primero antisoviética y después de la caída, anti rusa, sobre todo a partir del 2007, donde el presidente Putin realiza advertencias al ver que la OTAN y los EE.UU no cumplen los acuerdos de no proyección ofensiva hacia las fronteras de Rusia. También se recrudece esta campaña cuando se comprueba que Putin no es el mismo personaje subalterno que era Yeltsin.

A partir de ese momento, surge además el acompañamiento de trabajo a todos los niveles –por ejemplo, Guerra Híbrida, o Guerra en la Zona Gris- para reconfigurar el espacio postsoviético por medio de revoluciones de colores y posteriormente como hemos visto, la expansión de la OTAN hacia las fronteras de Rusia y luego la desestabilización y la utilización de Ucrania, un gobierno Rusófobo para completar el cerco ofensivo de todas las fronteras de Rusia. ​ 

Gustavo Vargas, Alberto Borda, Javier Couso y Daniel Das Neves

-Si coincidimos en que los mass media son la infantería del poder económico y militar ¿por qué desde algunos sectores progresistas aún se reniega de esta tesis? 

-Porque las campañas son abrumadoras, porque una parte del progresismo occidental ha abandonado y se ha dejado llevar por el relato de esos grandes medios de comunicación. Han interiorizado la demonización de Rusia, pero también toda la propaganda desde la OTAN. Aceptaron que dentro de Europa la única provisión de seguridad posible es la que suministra la OTAN, bajo mando geopolítico y militar de EE.UU.

Por lo tanto, podríamos hablar de unas izquierdas – sobre todo vuelvo a repetir: en Europa, no hablo de EE.UU., porque el partido demócrata acepta claramente y es el partido de la guerra- que aceptan todo este despliegue ofensivo contra Rusia. Pero en el caso europeo, sobre todo en España, hay un desarme de principios de la izquierda. Una izquierda que se aglutinaba en torno al rechazo al imperialismo estadounidense y a la OTAN, y a la defensa del Sáhara, por ejemplo.

Vemos una izquierda que ha sustituido su análisis de clase, o el análisis del imperialismo y del antiimperialismo por otra postura. Hoy es una izquierda que reivindica únicamente la lucha de las identidades, es la sustitución, como decía Julio Anguita, de lo rojo por lo progre. Julio Anguita, un político de primer nivel de Izquierda Unida, ya desaparecido, que decía: “si me quieres insultar llámame progre y no rojo”.

Por desgracia se ha interiorizado todo esto, y las prácticas en totalidad de las izquierdas europeas van en ese sentido.  

-La tecnología fue -y es- un actor fundamental a la hora de crear subjetividades sociales que se moldean al gusto de las prioridades y necesidad del poder: ¿cuál es el papel hoy de las IA? 

-La inteligencia artificial es un instrumento, puede ser bueno o malo. Está claro que se está utilizando a todos los niveles para control social, y también para el desarrollo de sistemas de armas que emplean la IA. Hoy sirve para alentar por sobre todo los nuevos proyectos de control -ya no sólo de la propaganda- o de información buscando unanimidad, como hacen, o hacían, los grandes medios occidentales.

Hoy sirve para la guerra cognitiva, en el cual está investigando la OTAN, y cabe decir que está muy avanzado, se utiliza la IA en otras disciplinas, incluyendo la neurociencia, la psicología, etc.

Lo que se busca es cambiar la forma de pensar, de elaborar pensamientos. Se lleva la guerra a nuestra mente. Estamos viendo cómo se utilizan noticias falsas, incluso exageraciones que nadie se creería con un pensamiento mínimamente crítico. Esto es la guerra cognitiva, en la cual participa mucho la IA. Buscan moldear las mentes para elaborar pensamientos que dan lugar a creencias ilógicas. Por lo tanto, tiene un papel fundamental, pero de por sí, no es buena o mala, es un instrumento que deberíamos tener claro que, si se usa mal, va a ser muy pernicioso para la humanidad.


(*) Periodista. Secretario de Prensa de UTPBA. 

Rusofobia se puede adquirir en https://libros.acercandonoscultura.com.ar/libro-193-rusofobia_-la-propaganda-antirusa-al-servicio-de-la-guerra-.html

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