Jack Ma construyó su multimillonario imperio a partir de una plataforma llamada Alibaba, que se dedica al comercio electrónico online, servicios de pago en linea, motores de búsqueda y almacenamiento de datos en la “nube” que ofrece internet.
Buena parte del negocio de este empresario chino de 52 años se sostiene en la inteligencia artificial, es decir en aquello que máquinas o soportes tecnológicos hacen para suplir la mano del hombre, es decir, la de despojar a millones de hombres de sus tareas y saberes para que muy pocos hombres se hagan multimillonarios.
Ma no se anduvo con vueltas en una conferencia empresarial realizada en Zhengzhóu (China) pocos días atrás al hablar acerca de la inteligencia artificial y su peso en la vida de las personas: “el dolor del mundo será mucho mayor que su felicidad en los próximos 30 años”.
El sincericidio del multimillonario chino incluyó también un pedido hacia las industrias tradicionales, a las que instó a dejar de quejarse sobre los efectos que produce Internet y el comercio online en la economía.
De todos modos Ma señaló que las máquinas y la inteligencia artificial “solo deben hacer lo que los humanos no pueden”, aunque tanto las máquinas como la inteligencia artificial son fruto de la tarea física e intelectual de otros seres humanos.
Los gurúes de la tecnología y los negocios se han pronunciado: dolor para muchos y felicidad para pocos. Casi como siempre.