20 abril, 2018

Radio El Mundo: ¿Quién le pone el cascabel al gato?

Los trabajadores de Radio El Mundo pasaron de vivir días complicados a semanas difíciles, y hoy transitan por meses claves y complejos. Y en esa línea de tiempo, continua desde enero, nunca  dejaron de plantearse –junto a la activa participación de sus organizaciones, AATRAC, UTPBA, SUTEP, SAL-  la lucha como recurso principal como para enfrentar una realidad brutal.

Fue en enero cuando los trabajadores de Radio El Mundo iniciaron medidas de fuerza a raíz del no pago de los salarios de diciembre. Por esos días un vacío empresarial encendió el alarma: la empresa Fiofio producciones, a cargo de la explotación comercial de la emisora cuya frecuencia está en manos de Difusorabaires (que tiene en su poder FM Disney), anunció su alejamiento y transcurrieron muchas jornadas sin respuesta al reclamo salarial y sin conducción visible y real. Hasta que en la primera semana de febrero surgió un nuevo “dueño” de Fiofio producciones –luego de un acuerdo desconocido con los anteriores propietarios-, apareció el salario de diciembre y el compromiso de pago de enero en una semana.

Fue ese el único paso que Martín Rodríguez Flores en dirección al compromiso adquirido ante el Ministerio de Trabajo, que incluía además la preservación de todos los puestos de trabajo y la regularización del personal contratado. Desde ahí nunca más se cobraron los salarios en radio El Mundo, se produjeron 12 despidos, se impidió el ingreso de otros 12 trabajadores y los contratados siguieron como tales, en una serie de decisiones tomadas con mano militar y cerebro desquiciado, que, no obstante, cumplen con una orden que responde estrictamente con la lógica patronal de achicamiento, persecución y alineamiento forzado.

Semejante fuga de obligaciones –acompañada por una infinidad de conductas provocativas, como por ejemplo que Rodríguez Flores se instaló a vivir en la radio, viendo conspiraciones detrás de los reclamos por el pago de salarios, primero, y por la reincorporación de los despedidos, después-, que además se daban en una radio floja de papeles, debido a irregulares traspasos resueltos por los adjudicatarios de la licencia, Difusorabaires, abonaron el clima de incertidumbre entre los trabajadores, sobre todo por los escandalosos niveles de impunidad de los distintos actores que deberían resolver la situación.

Porque mientras los trabajadores de El Mundo y sus organizaciones (AATRAC, UTPBA, SAL y SUTEP) denunciaban cada uno de los graves episodios que atacaban sus derechos más elementales e incrementaban las medidas de fuerza en virtud de la falta de respuesta, Rodriguez Flores y Difusorabaires se movían sin obstáculos ante los órganos del Estado -el Enacom y el Ministerio de Trabajo- encargados de hacer cumplir con las distintas obligaciones empresarias, desde pagar el salario hasta reincorporar a los despedidos acatando una Conciliación Obligatoria, pasando por imponer a Difusorabaires  que como licenciataria de la frecuencia de Radio El Mundo se haga cargo de la situación, luego de haber cedido de manera irregular la explotación de la emisora a otra empresa (en este caso Fiofio producciones).

La movilización frente al Ministerio de Trabajo, cada asamblea, cada audiencia en esa cartera laboral, cada reunión con los empresarios involucrados dejó en claro que no hay solución posible que no contemple el pago de los salarios y la preservación de todos los puestos de trabajo, como lo demuestra la actitud de todos los trabajadores ante el incumplimiento de parte de la empresa de la Conciliación obligatoria; como lo viene demostrando cada una de las medidas de lucha resueltas en contra de tanto atropello, tanta impunidad y tanta inoperancia estatal, cuyos límites formales y administrativos suenan como una inaceptable excusa, funcional a quienes son los responsables, un empresariado salvaje y depredador, capaz de dar cabida en su amplia gama de explotadores, sean equilibrados o desequilibrados, a todo aquél que asuma que el modo económico del capitalismo está por arriba de todo.

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Por Tubal Páez Hernández.

Periodista cubano. Presidente de Honor de la UPEC) y de la FELAP.
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