No hay ninguna estatuilla en juego, los reconocimientos no se entregan y las trayectorias transitan caminos menos luminosos, seguramente más ásperos. Queremos creer que algún ganador o ganadora no sólo hará el gesto de saludar a sus ocasionales pares derrotados en la terna sino que recordará que muchos más que dos pares, colegas, compañeros del medio, sufren los avatares de los propietarios de radios dispuestos a naturalizar la impunidad.

No hay nada para celebrar intramuros y extramuros de ese medio de comunicación centenario, agobiado de irregularidades empresarias, desde donde se pretende convencer a los trabajadores que no pagar salarios, pagarlos en cuotas, no reconocer aumentos paritarios ni decretos del PEN, no realizar aportes patronales, eludir hasta el pago de los viáticos para garantizar una cobertura, son las nuevas reglas de juego de una actividad que pretende estar en la fila de los que reclaman un certificado de pobreza que justifique sus atrocidades, incluyendo entre estas últimas los centenares de despidos realizados estos últimos años.

La demora en el cumplimiento de lo convenido en el avenimiento que sacó a radio Rivadavia de la quiebra (solución que se alcanzó a raíz de que todos los trabajadores decidieron, durante dos años, mantener la radio en el aire con una miserable prorrata como pago eventual); la falta de una respuesta que diga cómo las autoridades de radio Del Plata piensan resolver su propio Concurso Preventivo (en el que hay 8 meses de deuda con los trabajadores) y la situación generada a partir de que se le habilitara esa instancia judicial, en febrero, tras lo cual ya acumuló 4 meses de deuda, más el bono dispuesto por el gobierno, más el medio aguinaldo; el incumplimiento por parte de Difusora Baires (Grupo Disney) del pago de las indemnizaciones y la deuda salarial a todo el personal de radio El Mundo, perteneciente a ese grupo y a Fio Fio, además de la demora del Enacom en el llamado a licitación de la frecuencia, que incluye la prioridad laboral para los trabajadores que cumplían tareas en esa emisora hasta su crisis que derivó en que el Enacom se hiciera cargo de la señal; la caída de todos los tiempos legales para que los nuevos dueños de radio América, grupo Fontevecchia, pongan en funcionamiento esa emisora en la frecuencia asignada; el pago en cuotas en Rock&Pop y la 990 (empresas en Concurso Preventivo hace casi dos años) convertido en una nefasta costumbre de parte del grupo que acaba de quedarse con Rivadavia.

Se sabe que esta enumeración es apenas la síntesis de acciones colectivas llevadas adelante sin que semejante adversidad (la de la actividad; la de una política económica injusta, desigual, criminal; la sistémica, que incluye a las dos anteriores y las excede) le dé cabida a la resignación, reduciendo el valor de la lucha.

Para la UTPBA los males necesarios no existen, sobre todo cuando se busca justificarlos a costilla de los derechos de los trabajadores.