P- ¿Cuáles son las dificultades que estas atravesando en el plano personal, profesional o laboral en el marco de la pandemia?
R- Suelo pensar que ni la pandemia ni las cuarentenas trajeron algo nuevo al mundo sino, más bien, profundizaron tendencias que ya estaban presentes: individualización, aislamiento, precarización laboral, maximización de la rentabilidad a costa de la calidad de vida de lxs trabajadorxs.
Tanto en el plano laboral como personal, y tal vez porque no es posible separar del todo esos aspectos de la vida, he sufrido, como tantos, al ver cómo la vida quedaba capturada, tomada, por la lógica abstracta del capitalismo, poniendo fuera de juego al cuerpo que siempre es el último reducto de la resistencia. Que de un día para el otro tuviéramos que quedarnos en nuestras casas para realizar esos trabajos que nos reunían con compañeros y compañeras, me hizo vivir y sentir lo que tantas veces habíamos leído.
El capitalismo no perdió la oportunidad para profundizar su tendencia a la abstracción, según esa mal citada frase del Manifiesto Comunista que afirmaba que en el régimen burgués “todo lo sólido se desvanece en el aire”. Lo sólido aquí son los cuerpos, los encuentros afectivos, los espacios comunes que nos devuelven siempre la experiencia de lo colectivo. Lo sólido de los cuerpos se evaporó en la virtualización, cada unx encerradx en su computadora o teléfono, los otros convirtiéndose en bits o mensajes de audio reproducidos x2, y, mientras tanto, las ganancias de las empresas (laboratorios, medios de comunicación, bancos, universidades) se dispararon ante la perspectiva de “tercerizar” en lxs trabajadorxs los costos de la producción. La vieja alienación es ahora la evaporación de cuerpo y la codificación de los vínculos sociales según la lógica del mercado de las redes sociales y las virtualización.
Frente a este aislamiento y descorporización de los vínculos, es necesario defender lo colectivo y común. Más allá de las cuarentenas, que indudablemente son necesarias para luchar contra la pandemia, es preciso, por un lado, no perder de vista por dónde se endurecen las políticas de control y de explotación, y, por el otro, desde una perspectiva vital, defender espacios de encuentro con los otros que hacen que valga la pena defender la vida.
P- ¿Qué opinión te merece la falta de respuesta ante nuestro reclamo con respecto al predio de la UTPBA en Moreno?
R- El caso de la usurpación de nuestro Camping nos recuerda a viejos medios de opresión de lxs trabajadorxs, fundamentalmente, la perversa estrategia de poner el conflicto entre ellxs. Los responsables políticos de la usurpación están ubicados en el mismo lugar que los patrones, más allá de que se digan progresistas y populares, proyectando el problema a una supuesta contradicción entre los intereses del gremio y los de gente que no tiene dónde vivir. El conflicto no está allí. La contradicción de los intereses no está entre la desesperación y la violación de derechos laborales. El conflicto está entre políticas realmente inclusivas y populares y políticas que no dejan de crear pobreza y de precarizar a aquellxs que todavía tenemos algo que defender.
El silencio y la inacción expresan cabalmente la política pseudo-progresista que, amparándose en slogans nacionales y populares, reproduce lo más perverso del poder, jugando con la desesperación de la gente y desconociendo, al mismo tiempo, los derechos de esxs trabajadorxs que dicen ser sus sujetos representados. Imperdonable.
Digámoslo claramente, la usurpación tiene responsables políticos: dirigentes, organizaciones barriales, intendentes y gobernadores, jueces e, increíblemente, medios de comunicación que con su silencio se vuelven cómplices de su autoexplotación.
