9 septiembre, 2023

Portugal: una crónica (de migración) muy personal

Por Martins Morim

Periodista

El tema me toca mucho. De inmediato, porque más de la mitad de mi familia es emigrante. Mi abuelo paterno se casó dos veces y fue padre doce. Pero sólo tres hijos han vivido siempre en Portugal. Uno de ellos, mi padre; los otros, se fueran a Francia, donde algunos aún viven. Algunos llegaron de forma clandestina, en manos de las redes de tráfico humano, a veces en situaciones potencialmente mortales.

Fueron los casos de un primo y el esposo de una prima, después de haber sido  abandonados por los traficantes en los Pirineos. Felizmente terminaron siendo salvados por La Guardia Nacional de España que los perseguía. Uno y otro, del lado de la familia materna. Yo mismo viví nueve años en el extranjero.

Estábamos a principios de la década del ‘60 del siglo pasado, cuando esto ocurrió. Desde el final de la II Guerra Mundial, Europa ha estado plagada por una enorme ola migratoria desde el sur (Portugal, España, Italia, Grecia, Turquía) hacia el centro y el norte. Como ocurre ahora con los pueblos de América del Sur y del Centro en dirección de los Estados Unidos, o los africanos y asiáticos que buscan alcanzar Europa por mar transformando el Mediterráneo en un cementerio.

Pero ya antes mis tíos Manuel y João, del lado materno, al contrario de las siete hermanas, buscaron una mejor vida en Brasil, el primero, y en Mozambique, el otro. Pudo haber sido Argentina o Venezuela, para donde se fueron olas de portugueses y españoles, sobretodo gallegos, escapando de la dureza de la guerra.

Y si las condiciones de vida en Portugal ya eran miserables, empeoraran con el comienzo de la Guerra Colonial. Y los inmigrantes forzados debido a las miserables condiciones de vida y trabajo comenzaron a unirse con aquellos que huyeron para no ser movilizados para la guerra. Y también a los desertores.

Mucha gente de mi generación -y la que siguió- éramos jóvenes sin futuro dentro de nuestro país, pero curiosa y paradójicamente, fue un gran parte de esta misma juventud la que socavó a las Fuerzas Armadas y que en mucho contribuyó a la liberación del régimen fascista con la Revolución del 25 de Abril de 1974.

Portugal ha conquistado la libertad, tiene la democracia institucionalizada, ha sido capaz de mejorar las condiciones de vida, trabajo, salud y educación de su población. No es un país rico, pero ya es capaz de dar la bienvenida a personas externas que también contribuyen a su desarrollo económico y crecimiento.

Portugal no está exento de casos de persecución racista o xenófoba contra inmigrantes. Al igual que en muchos otros países, acá hay también ha relatos de incidentes de discriminación y/o prejuicios dirigidos a inmigrantes en función de su origen étnico, racial o nacionalidad. Por supuesto, Portugal no es una realidad perfecta. Da lo mejor que puede y sabe a quién viene y quién viene a vivir y trabajar aquí busca retribuir por igual a lo mejor que puede y sabe.

Hoy en día, unos 800 000 extranjeros  viven en Portugal. Según el Censo de 2021, el 41,7 % vive en estructuras familiares del tipo agregado con un núcleo de parejas con niños (el 4,5 % de la población extranjera vivía en núcleos familiares con 1 hijo y el 38,3 % en núcleos con 2 niños). La mayoría (58 %) vivían en viviendas arrendadas y el 37,7 % admitió vivir en viviendas abarrotadas.

Las contribuciones de inmigrantes en 2021 superaron los 1200 millones de euros, el “número más alto hasta la fecha, que representa el 10,1 % del total de contribuyentes de Portugal”, según datos del Informe de Indicadores de Integración de Inmigrantes, preparado por el Observatorio de las Migraciones. Al mismo tiempo, se sabe ahora que aproximadamente el 17 % de los bebés nacidos en Portugal en 2022 son hijos de madres extranjeras.

De hecho, la inmigración desempeña un papel significativo y diverso en Portugal, lo que afecta a varios aspectos del país, desde la economía hasta la cultura y la sociedad. Y voy a mencionar apenas algunos, porque demuestran ser positivas y tener ventajas mutuas.

Contribuye a la población de Portugal, ayudando a compensar la baja tasa de nacimientos y el envejecimiento de la población. Esto es vital para mantener un equilibrio demográfico saludable y sostenible, garantizando que haya suficientes personas para cubrir puestos de trabajo, pagar impuestos y contribuir al sistema de seguridad social.

La inmigración enriquece la diversidad cultural en Portugal, aportando diferentes perspectivas, tradiciones y costumbres. Esto puede promover la comprensión intercultural, aumentar la tolerancia y ampliar la oferta cultural del país. En Lisboa, por ejemplo, hay un barrio (Mouraria), en el que viven y conviven ciudadanos de ¡60 nacionalidades!

Podría seguir presentando otras ventajas de inmigración, pero el texto ya ha superado el tamaño solicitado. Aun así, dejó algunos ejemplos (enlaces) hermosos del impacto que la emigración (laboral y política) tuvo en las artes y cartas de mi país. Recuerdo, por ejemplo, que la diputada socialista luso-francesa, Nathalie Oliveira, propuso al Ayuntamiento de París la instalación de un monumento en honor a los miles de portugueses que llegaron a Francia. Otro ejemplo es el de la escritora estadounidense de ascendencia de lusa, Katherina Vaz, conocida aquí como la “prima americana” que cuenta historias de la emigración portuguesa en sus libros.

Portugal em Paris. Manuel Alegre

Solitário
por entre a gente eu vi o meu país.
Era um perfil
de sal
e abril.
Era um puro país azul e proletário.
Anónimo passava. E era Portugal
que passava por entre a gente e solitário
nas ruas de Paris.

Vi minha pátria derramada
na Gare de Austerlitz. Eram cestos
e cestos pelo chão. Pedaços
do meu país.
Restos.
Braços.
Minha pátria sem nada
sem nada
despejada nas ruas de Paris.

E o trigo?
E o mar?
Foi a terra que não te quis
ou alguém que roubou as flores de abril?
Solitário por entre a gente caminhei contigo
os olhos longe como o trigo e o mar.
Éramos cem duzentos mil?
E caminhávamos. Braços e mãos para alugar
meu Portugal nas ruas de Paris.

Manuel Alegre

Manuel Freire

Ei-los que partem!

Adriano Correia de Oliveira

Trovas do Vento que passa

Adriano Correia de Oliveira

Cantar da emigração (Tema galego de Rosalia de Castro)

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Tejo que lavas as águas

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Por Tubal Páez Hernández.

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