“La revolución digital está apenas en su fase inicial. Pensemos en qué tipo de economía alcanzaremos con el 5G y en la distribución de conectividad por la vía eléctrica, por no hablar del desarrollo de la Inteligencia Artificial y el internet de las cosas. La cuestión es, con estas transformaciones, qué tipo de sociedad emerge y qué tipo de rupturas o quiebres culturales”, afirma el profesor Francisco Sierra Caballero de la Universidad de Sevilla, quién acaba de publicar el libro Marxismo y comunicación. Teoría crítica de la mediación social.
Con respecto a su reciente trabajo, el autor manifestó que “el ensayo da herramientas para resistir la dinámica de control. Pero conectando la desinformación, que siempre ha existido -no es un fenómeno de las redes- con procesos de transformación del capitalismo. Es decir, no podemos entender a Trump sin comprender el desmantelamiento de la industria pesada en Estados Unidos y la estafa de la crisis de Lehmann Brothers. La posverdad es la otra cara del capital ficticio y el rentismo del capital ficticio. En otras palabras, el muro de Wall Street es la forma dominante y continuación de los chicos Mad Men de la industria publicitaria. Por ello, en el libro hablamos del llamado capitalismo de plataformas, y cómo hemos de pensar esta realidad en la era de los riders y de la lucha de clases de una economía uberizada”.
En otro de los párrafos de la entrevista publicada en el periódico andaluz El Salto Diario (https://www.elsaltodiario.com/), Sierra Caballero expresó también que está estudiando el fenómeno de Ciberactivismo y Nuevos Movimientos Urbanos: “Hay que pensar qué tipo de subjetividad política, qué ciudadanía tenemos con la interacción en redes. La revolución digital no está democratizando la economía y la sociedad en la que vivimos”.
“Algunos autores los llaman Recientes Movimientos Globales, o sea que algunos teóricos acuerdan en reconocer como nuevos repertorios simbólicos y estéticas insurgentes de protesta e intervención social. De cualquier forma estamos ante un nuevo horizonte que hay que abordar para ver qué nueva economía moral de la multitud tiene lugar con la apropiación de las nuevas tecnologías. Esperamos seguir esta línea de trabajo, ahora que la investigación neopositivista sigue, como dice una buena amiga mía, contando y ordenando lapiceros de colores. Triste paradoja, sin duda”, finaliza el catedrático.