En Irlanda, país considerado como uno de los más católicos del mundo, en mayo pasado el 66,4 por ciento de los votantes que participaron de un plebiscito se pronunciaron a favor de la abolición de la Octava Enmienda de la Constitución, que prohíbe el aborto, salvo en casos de riesgo para la madre.
La Octava Enmienda fue incluida en la Constitución irlandesa en 1983, y transformó a la legislación de ese país en una de las más restrictivas de Europa, junto a la de Polonia.
A partir del resultado del referéndum, el Parlamento irlandés debe confeccionar una nueva legislación que se base en la voluntad mayoritaria del pueblo.