P- ¿Cuáles son las dificultades que estás atravesando en el plano personal, profesional o laboral en el marco de la pandemia?
R- Desde lo personal, me afecta la pérdida de vidas de seres humanos por la pandemia y la situación de precarización en la que se encuentran un sinnúmero de trabajadores y trabajadoras, y lo más perverso: la situación de niñes que no tienen acceso a una infancia feliz y a una vivienda digna. Muchos de les pibes son pobres y se convertirán en sujetos endeudados.
La calle es nuestra, nadie nos puede impedir construir un futuro mejor y tampoco hacernos creer que no habrá un mundo mejor. En ese marco la UTPBA ganó la calle y visitó a gran cantidad de compañeres en los peores momentos de contagio, vacunando contra la gripe y en la distribución de barbijos. Nuestra organización, con y sus jóvenes 35 años de vida, sigue a paso firme, constante, inmutable derribando muros del encierro.
P- ¿Qué opinión te merece la falta de respuesta ante nuestro reclamo con respecto al predio de UTPBA en Moreno?
R- Ya lo dijo la UTPBA hace muchos años: “La peor actitud es la indiferencia”. No podemos ser indiferentes ante atropellos humanos, ante vulneración de derechos, así lo entendemos.
El plan sistemático de destrucción de nuestro Centro Recreativo finalizó con la toma de la tierra. Hoy destrozado en su integridad y ocupado.
Tanto el gobierno nacional, provincial y municipal tienen conocimiento de la situación que padece nuestra organización. No deben desconocer la campaña informativa de más de 2000 trabajadores de Prensa que se pronunciaron con sus firmas en un petitorio. Y mucho menos de organizaciones hermanas latinoamericanas y de otros continentes que emitieron su opinión. Ya lo dijo la UTPBA: “La peor actitud es la indiferencia”.