5 octubre, 2021

Alfredo Iriarte: “Las redes requieren de nuestra presencia para utilizarnos”

Entrevistó Gustavo Borinelli (*).- El confinamiento vivido producto del Covid 19 nos obligó en muchos planos a tener que reinventarnos con lo que había en diferentes y muy distintos escenarios para cada quien, pero seguro todas y todos nos tuvimos que amigar con la tecnología, las redes y la virtualidad.

Nos encontramos por estos medios con el gran maestro Alfredo Iriarte. Uruguayo. Actor, director, pedagogo, artista plástico y mascarero. Con más de 30 años en las artes escénicas, siempre ha realizado una práctica integral del oficio teatral en busca de un teatro accesible a todxs.

Se ha formado con grandes maestros entre los que se destacan Thomas Prattki, Norman Taylor, José María López y los integrantes del teatro Núcleo de Italia. Es integrante del grupo de teatro Comunitario Catalinas Sur. Es un referente mundial en la confección de máscaras, algunas de las cuales tienen el honor de estar en manos de grandes pedagogos como Norman Taylor, Thomas Prattki, Jeremy James, Cabuia Teatro, Quinn Bauriedel e innumerables artistas que trabajan con sus máscaras alrededor del mundo.

Desde el 2005 participa en la realización de máscaras, escenografía, elementos escenográficos y puesta en escena de los espectáculos de Agarrate Catalina (Uruguay). Actualmente, además de desarrollar su oficio de mascarero en su taller situado en La Boca – Buenos Aires, es docente en la Escuela Metropolitana de Arte Dramático de Buenos Aires (E.M.A.D.) y en la Escuela Internacional de Creación Teatral y Movimiento Cabuia.

Ha desarrollado la actividad docente en Francia, Londres, Bélgica, Grecia, Puerto Rico, Estados Unidos, Brasil, Nueva Zelanda, Uruguay, Alemania e Italia. Desde 2014 participa en proyectos artísticos con la Compañía Tubuences de París, dirigida por Phillippe Duban (adultos autistas).

-¿Cómo atravesaste la pandemia?

-Nos quedamos sin espectáculos, sin clases, sin pedidos de máscaras. Quienes hacemos teatro otra vez tuvimos que buscar un nuevo recurso para sobrevivir. Históricamente, los teatristas de Argentina no sólo actuamos, siempre nos formamos en todo: luces, escenografía, máscaras, vestuarios, lo que sea necesario. Pero los artistas no somos trabajadores esenciales, para nadie. Hasta que no hagan biodiesel con nuestros cuerpos no vamos a hacer esenciales. Y ahora entonces tuvimos que aprender sobre tecnología y virtualidad.

Si había alguien análogo era yo: no sabía prender la computadora ni usar el zoom. No lo necesitaba, mi trabajo requiere de soledad y concentración en mi taller. También me negaba a usar redes sociales. Las considero como una sociedad de vigilancia, porque a través de ellas ven lo que hacés y antes no estaba bien vista la soledad, te criticaban. Pero entonces no quedó otra que quedarse solos, solas, separados y lejos. Y entonces primero probamos dar las clases virtuales con los grupos del Cabuia y de la E.M.A.D.

Mi taller se convirtió así en un set de filmación. A veces tenía que dar más de un taller en simultáneo. Iba cambiando de lugar la computadora de acuerdo a las necesidades y hasta armamos videos tutoriales para que se entiendan mejor el manejo de los materiales y los tiempos de preparación. No lo hice solo. Mi compañera Gabriela Guastavino, socia de la vida, es la que maneja toda la comunicación y promoción virtual y edita los videos. Ella me enseñó a usar la tecnología.

Luego me animé a promocionar un taller virtual y participó gente del todo el mundo: República Dominicana, Puerto Rico, Ecuador, México y hasta Europa. Tenía dos objetivos: por un lado, que los participantes pudieran terminar con una máscara y por otro, muy importante para mí, que se pudiera establecer el vínculo. En esto último era en lo que más atención ponía. Me gusta abrir el taller, encontrarme con la gente, irnos a comer. ¿Cómo reemplazar todo eso? Pero finalmente funcionó, ya que cuando armo un encuentro asiste un montón de gente que no podría juntar de otra manera, porque no coincidimos con los horarios o no pueden viajar. Desde entonces no hubo excusas. Fue la soledad más poblada del mundo.

Por otro lado, en la EMAD, que es una escuela pública, había pibes que no se podían conectar, no tenían buenos teléfonos o cámaras, o compartían habitaciones. Con ellos y ellas busque otras maneras y a través de videos y mensajes acompañarlos todo lo que podía. Así y todo, lamentablemente, el Estado no resolvió el problema de la conexión y los dispositivos, y algunos fueron soltando. Les docentes nos hicimos cargo de los recursos (internet, Zoom) y en mi caso propuse invitar a los ex alumnes para poder continuar brindando estas clases desde la educación gratuita y publica.

-¿Tuviste alguna experiencia de producción teatral con tecnología?

-Considero que el teatro se hace solo presencial y junto con otres. No hay otra manera. Podés actuar para una cámara, pero no es lo mismo si no estás con un/a compañero/a ahí al lado, entrando a un auditorio y teniendo algo para decir. El que quiera aprender teatro también lo debería hacer así.

De todas maneras, ante la imposibilidad de hacer teatro, una de las cosas más reconfortantes que me sucedió en 2020 fue la experiencia con “Los Pompapetriyasos” que es un grupo de teatro comunitario. Me llamó la directora, Agustina Ruiz Barrea, y le propuse hacer “Máscaras Efímeras”. A través del zoom fuimos armando estrategias para explicarles a los vecinos y vecinas el trabajo con el cartón y para que se empiecen a filmar. Los fuimos guiando en el uso del teléfono, la iluminación y la técnica, y luego un amigo que es guionista, que filma y hace edición, se sumó para enseñarles a estas personas, que no se dedican a estas cosas, cómo filmar las tomas y las secuencias en función de aquello que pretendíamos contar. El tema fue el aislamiento, la soledad. El resultado fue un video, “Brújulas Perdidas” que presenta el espectáculo que se va a llevar a cabo este año, a través de Latitude40, y va a realizarse una parte por zoom y otra de manera presencial.  

Link del video “Brújulas Perdidas”: https://www.youtube.com/watch?v=GOTul5rly5w
Sobre Latitude40: https://latitude40.org/

-¿Qué pénsas que nos dejó como sociedad esta pandemia?

-Pienso que se reestablecieron las prioridades. Lo que teníamos postergado empezó a tomar atención y comenzamos a darnos tiempo, en contraposición a la inmediatez que nos rige. Pareciera que está mal visto dedicarles los tiempos necesarios a las cosas, o el esfuerzo que requieren. Lo que no se resuelve inmediatamente se suelta. Desconfiamos de nuestra propia inteligencia porque pensamos que la inteligencia está en el “smart phone”. Y esa es la trampa de las redes sociales, generarte la dopamina, la recompensa inmediata para que no puedas soltar y que esa sociedad de vigilancia sepa qué ofrecerte para que compres, para que consumas. No somos personas, somos consumidores y a ellos les importa nada la persona. Las redes requieren de nuestra presencia para utilizarnos, no para beneficiarnos.

Las circunstancias son difíciles. Sabemos que nada va a ser igual. Después de la última peste que sufrió la humanidad vino el Renacimiento y el mundo cambió para siempre. Ahora no sabemos qué va a pasar después de esto, seguramente se esté armando algo que todavía no vemos. Lo mejor sería que esta pandemia nos deje una sociedad más justa, más equitativa, más unida, que algo se revolucione. Pero mi lado pesimista me dice que tienen que suceder varios cataclismos para que esto ocurra, para que entendamos que lo que se destruye es el hábitat de la especie humana.

-¿Cuáles son los proyectos que tenés para el retorno a la presencialidad?

-Con Los Pompapetriyasos, en Parque Patricios se armó un festival para fines de octubre  relacionado con las máscaras, en el cual se va a estrenar “Brújulas Perdidas”, yo voy a dar una Master Class, y también se van a presentar otros espectáculos en los que participo con mis máscaras, como “Vivo” de Marcelo Savignone, “Discepolín, fanático Arlequín” de Daniel Casablanca (que actualmente se presenta en el galpón de Catalinas Sur), “Tamorto” de Jorge Costa, y un nuevo espectáculo de Marcelo Katz.

(*) Periodista. Secretario de Organización de la UTPBA

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