P- ¿Cuáles son las dificultades que estás atravesando en el plano personal, profesional o laboral en el marco de la pandemia?
R- La pandemia fue un barajar y dar de nuevo. De repente nos enteramos que el juego no era el truco sino el chinchón; entonces cambiaron muchas reglas y se sumaron nuevas cartas.
Tuve que aprender que el Zoom y el barbijo venían para quedarse por un buen tiempo, así como otras cuestiones. En lo profesional fue como la Heladora Antártida, los proyectos, más que congelarse se enfriaron y se mezclaron, en medio de una extraña parsimonia global.
La cuestión era conservar el status quo, mientras el tiempo pasaba, rara combinación, mientras uno veía que personas queridas tenían sus problemas e incluso partían. En “Naftalina, para que nadie se apoliye” (NdR programa radial creado y conducido por Ariel Carranza y Cesar Guzzo) este tiempo es muy duro, algunas esquirlas impactaron en nuestro corazón, y aun así seguimos adelante. La virtualidad, nos permite hacer Radio y dar Talleres de Radioteatro, como para ir capeando el temporal, pero se extrañan muchas cosas, sobre todo aquellas a las que no se vuelve.
P- ¿Qué opinión te merece la falta de respuesta ante nuestro reclamo con respecto al predio de UTPBA en Moreno?
R- El Complejo de Moreno es un espacio propio de los trabajadores de la UTPBA. Es totalmente absurdo que no haya una respuesta a un reclamo justo y necesario. De más está decir lo positivo de este lugar, porque eso está claro y fuera de debate. Lo que es imperioso es que se expidan las autoridades -y desde ya que se expidan bien-.