Por Ana Villarreal (**).- El capitalismo late en su vórtice. En el centro de un torbellino, con sus flujos de turbulencias en rotación de espirales y trayectorias de corrientes cerradas, no tiene solución. Ha fracasado en sus modelos de socialización y la naturaleza de su dinámica es garantía de la exclusión humana.
El problema es el sistema mismo. En sus más de trescientos años de vida ha demostrado su incapacidad para resolver la pobreza, la desigualdad, el hambre. En el actual contexto de pandemia, la situación de supervivencia para millones de personas en el mundo se ha agravado.
La condición del hombre basura está signada por la distribución de la riqueza, la destrucción del medio ambiente, el valor de la fuerza laboral, el aumento de la violencia, el destino de los desocupados, de los inmigrantes, de los hambrientos y de los enfermos.
Hay momentos de la historia en que parecen desmoronarse todas las adquisiciones humanas y los valores que han definido una civilización. Sin embargo, el ser humano no siempre acepta que su vida sea negativa y que se componga de desgracias. Una canción infantil de Palestina, donde un niño de10 años ha convivido siempre con la guerra, enseña “canta una respuesta que será una pregunta”.
(*) De un poema de la escritora uruguaya Idea Vilariño.
(**) Periodista. Miembro de Conducción de UTPBA.