Puede suponerse con poco margen para la equivocación que el sentido del humor se ve afectado ante un desastre natural, sobre todo si uno pierde su casa o, aún peor, a algún ser querido. Mirar lo que hasta hace horas fue el lugar donde uno nació y creció y encontrarse con un montón de piedras y polvo debe ser pavoroso.
Tal vez sea por eso que los poco simpáticos habitantes de la ciudad italiana de Amatrice, que perdieron familiares, amigos y vecinos entre las 295 víctimas del terremoto que arrasó su ciudad el pasado 24 de agosto, realizaron una denuncia contra los siempre graciosos integrantes del semanario francés Charlie Hebdo. Sí, los mismos de las desopilantes tapas sobre Aylán Kurdi –el niño turco ahogado en el mar Mediterráneo- o los innumerables atentados de los últimos tiempos en ciudades europeas. Esos, los mismos de las burlas y las descalificaciones de todo tipo contra los migrantes, los pobres, los religiosos, los extranjeros…
La denuncia de los habitantes de Amatrice contra la publicación surgió de una caricatura titulada “Terremoto a la italiana”, que incluye tres figuras. La primera de un hombre ensangrentado con el rótulo “penne a la salsa de tomate”, la segunda con una mujer con quemaduras con la frase “penne gratinado” y en la tercera, etiquetada como “Lasagna”, se ve una pila de escombros, de los que sobresalen pies ensangrentados. ¡Qué ocurrentes!
Con muy poco sentido del humor, Mario Cicchetti, abogado de las víctimas de Amatrice, dijo que las caricaturas eran “macabras, sin sentido e incomprensibles” y que demostraban “desprecio por las víctimas de un desastre natural”.
Días después el semanario francés publicó una suerte de aclaración sobre sus viñetas dirigida especialmente a sus vecinos europeos, a quienes les dijo: “Italianos… no es Charlie Hebdo el que construyó sus casas, ¡es la mafia!”. Como todos sabemos, la mafia sólo existe en Italia, en Francia no se consigue.