Por Beatriz S. Balvé(*).- La Argentina ocupa el octavo puesto entre los 10 países con cielo nocturno. La explicación radica en la polución lumínica de los principales centros urbanos, que crea un resplandor en el cielo que difumina el océano de estrellas. La extrema concentración artificial, recrea un brillo en forma de velo que borra el más allá.
La definición de la contaminación ha provocado variadas discusionesacerca de sus alcances. Sostienen los estudiosos del tema, que la luz artificial produce una degradación de los ecosistemas o el estado natural.
Otra definición operacional, se inclina a limitar la contaminación lumínica como aquellas emisiones de flujo luminoso de fuentes artificiales de luz nocturna en intensidades, direcciones, rangos espectrales en horarios innecesarios para la realización de las actividades previstas en la zona en que se instalan las luces. La principal diferencia entre estas definiciones es que en la primera, prácticamente toda iluminación nocturna causaría contaminación lumínica y en la segunda tan solo las instalaciones ineficientes.
Sobre la contaminación lumínica, hasta ahora existe escasa conciencia social, pese a que genera numerosas y perjudiciales consecuencias como es el desperdicio de energía y las emisiones de gases de invernadero resultante de su producción, el daño a los ecosistemas nocturnos, los efectos dañinos a la salud en humanos y animales, las dificultades para el tráfico aéreo y marítimo, las dificultades para la astronomía y la pérdida en general de la percepción del Universo a gran escala.
Es indudable que el alumbrado exterior es un logro que hace posible desarrollar múltiples actividades en la noche, pero es imprescindible iluminar de forma adecuada, evitando la emisión de luz directa de la atmósfera y empleando la cantidad de luz estrictamente necesaria allí donde necesitamos ver.
Toda luz enviada lateralmente, hacia arriba o hacia los espacios en donde no es necesaria, no proporciona seguridad ni visibilidad y es un despilfarro de energía y dinero.
Al incrementarse más el brillo del cielo acaban de desaparecer también, de forma progresiva las estrellas, con lo cual, al final solamente las más brillantes, algunos planetas, y la luna resultan visibles en medio de un cielo urbano nebuloso.
-Directora del Centro de Investigaciones en Ciencias Sociales (CICSO).