Por Verónica de Lourdes (*).-Los medios de comunicación, en especial la radio, son utilizados para acompañar, entretener e informar, con aquella voz y su musicalidad tan característica, con aquella magia que nos lleva a imaginar y pensar “¿Cómo será la persona que está del otro lado?”.
Las
nuevas tecnologías trajeron muchas soluciones en muchos ámbitos, como por
ejemplo la salud y las comunicaciones. A su vez, nos ponen en alerta
obligándonos a acompañar su crecimiento y nuevas propuestas.
Hoy
pensamos en radio y ya no imaginamos al locutor o locutora que está del otro
lado, porque la radio ya viene acompañada de la imagen en pantalla, y
sin pedir permiso… (Ahora que lo pienso, como comunicadora,
“mis jefes” ¡nunca me pidieron permiso para usar mí imagen en las
transmisiones en vivo!)
En una sociedad machista y gordofóbica, dónde se exige la femeneidad a las mujeres, dónde se ha criticado –inclusive -la imagen de una bebé que no encaja en los estándares de belleza, tener que exponer nuestra imagen siendo mujer es muy difícil. Es muy trabajoso poder “conformar” a quienes están del otro lado y a los empresarios de los medios.
Esto genera cierto estrés a quienes debemos estar allí, para las diversidades también lo es, pues no hay un presupuesto, ni salarios ni condiciones (económicamente hablando) para sostener cierta “imagen” día a día. No es secreto que vestuario, maquillaje o peinado necesitan inversión económica y de tiempo que la patronal no contempla.
Luego pienso, también, elegí la radio para acompañar la magia de ese medio, no elegí la televisión para no tener que exponer mí imagen, tal como lo hicieron por ejemplo grandes locutoras nacionales. No pocas veces esos lugares ocupados por personales que no están preparadas profesionalmente como locutorx,, sólo son “carilindas”, que dan bien en pantalla, y que encajan en los estándares de belleza que esta sociedad impone a las mujeres.
Siento que la radio y los empresarios de medios nos obligan directa o indirectamente, a encajar nuestra imagen en una cámara de alta definición, invadiendo ese contrato de “intimidad” entre les oyentes y nosotros.
La
intimidad que generaba la “antigua radio” perdió magia, y
lamentablemente parece que aceptar trabajar en radio trae intrínseco mostrar mi
cara, mi cuerpo, mi postura sentada, etc.
Esta nueva modalidad excluye a quienes no
pertenecemos a ese estándar de belleza que exige una sociedad narcisita,
individualista, y, sobre todo, los empresarios de medios. La radio ya
no es un estudio, micrófono, el operador y los oyentes. Se instaló algo nuevo,
pero hay una interferencia en la línea.
(*) Locutora. Docente. Miembro de conducción de
UTPBA.