Por Juan Carlos Camaño (*).- Que Biden fue enterado a último momento, que sólo cuatro popes de la cúpula militar de EE.UU. estaban en conocimiento del operativo, que el Kremlin fue tomado por sorpresa; todo ello alcanzó categoría de “única verdad”. Que los periodistas que responden a Moscú, así como la Inteligencia Artificial de los servicios de la ex KGB, nunca supusieron, sospecharon, ni se notificaron que Joe, con su arriesgado viaje desafiaba, solita su alma, a las fuerzas del mal. En fin, todos ingredientes de la “única verdad”.
El más espectacular cerrojo aéreo que se recuerde, nunca visto ni siquiera en películas de ciencia ficción fue complementado en materia de seguridad por el “tren blindado” que trasladó a Joe desde Polonia a Kiev en su noble misión destinada a que ganen “los buenos”, aunque para ello se acordara con “los malos” – tipo Putin – que durante las horas que permaneciera Joe en la Capital de Ucrania, no volara ni una mosca. De eso, ni media palabra, apenas un susurro. No vaya a ser que se ponga en tela de juicio la valentía del “muchachito”.
Lo demás, la caminata por la plaza
Maidan, codo a codo con el gladiador Zelenski, la entrega de otros 500 millones
de dólares – ¿y van? – y los globos espías de China que nunca fueron espías y
tampoco de China, hace al continuo de una “democracia ejemplar” que
brega por la paz.
(*) Presidente de la Federación Latinoamericana de
Periodistas (FELAP)