13 diciembre, 2015

Día Internacional por el Derecho al Aborto

28 de septiembre

Los 28 de septiembre, en el Día Internacional por el Derecho al Aborto, miles de voces en el mundo exclaman que legislar para despenalizar el aborto es legislar a favor de la igualdad.  En este sentido, la Unión de Trabajadores (y trabjadoras) de Prensa (UTPBA) consideran que es indispensable la sanción inmediata de una ley que legalice el aborto en nuestro país y la implementación real y efectiva del Programa de Educación Sexual Integral y de los Programas de Salud Sexual y reproductiva.
Para reflexionar al respecto, la UTPBA reproduce la entrevista que le realizara la periodista Anahí Mas a la feminista española Sara Porras para la Revista Furias.

“Lo principal es cambiar el foco”

(Por Anahí Más (*)) Sara Porras es una joven politóloga. Feminista. Militante del Partido Comunista de España y actual coordinadora de Mujeres de Izquierda Unida Comunidad de Madrid. Una de las caras visibles de la lucha por el aborto legal y gratuito en ese país. También, parte del masivo rechazo al proyecto de Ley del Partido Popular que pretende echar por tierra los avances conseguidos a favor del aborto legal, una charla que se centra en conocer qué es y lo que implica el llamado proyecto Ley Gallardón.

¿Cómo fue tu recorrido hasta llegar a la Coordinación de Mujeres de IUCM?
Comencé mi participación política muy vinculada al movimiento estudiantil y al calor de las movilizaciones contra la reforma universitaria que permitiría la privatización paulatina de la Universidad Española. En el año 2002, las estudiantes teníamos clara conciencia de que esas reformas universitarias serían la antesala de los planes de ajuste, pues suponían una modificación estructural del sistema de educación superior. Ese primer momento en el que miles de jóvenes aprendimos a debatir en asambleas, a plantear propuesta y a responder a aquellos que querían acabar con nuestros derechos, lo recuerdo como un punto de inflexión en la manera que yo tenía de mirar y entender el mundo.
El salto a la participación en los movimientos feministas y a la militancia en Izquierda Unida fue muy natural. Eso que ahora se llama micromachismos pero que en aquel entonces eran apenas intuiciones, marcó la trayectoria de muchas compañeras. Aprendimos a ser mujeres juntas, a reconocernos entre nosotras y aprendimos que el patriarcado lo impregna todo y que sólo desde una conciencia compartida sería posible enfrentar esas dinámicas perversas del poder, a veces más sutiles y a veces tremendamente dramáticas. El feminismo me enseñó a comprender que muchas de las cosas que nos suceden son historias compartidas, soledades que se repiten. Esas enseñanzas son las que nos dan fuerza y las que al mismo tiempo nos permiten sentir el cambio que está por venir, conocer -en el sentido más profundo del término- que el feminismo es la única teoría escrita desde el saber de nuestros cuerpos y, que sin embargo, es una proyecto de vida para el conjunto de la sociedad, hombres y mujeres, porque el feminismo es la justicia social más descarnada.

Sos una militante a favor del aborto ¿qué tipo de respuesta tuviste frente a compañerxs del ámbito político?
El ámbito de la izquierda siempre ha defendido el derecho de las mujeres a la interrupción del embarazo, por lo menos en la historia más reciente. La truncada II República Española, gracias a la ministra Federica Montseny, garantizaba ya este derecho. En ese sentido, hay una conciencia, cierta hegemonía si se prefiere, que hace que se asuma que debemos pelear por garantizarlo. Sin embargo, creo que no se alcanza a entender la profundidad de este hecho. La reivindicación de un aborto legal y seguro es, sin duda, una de las reivindicaciones más antiguas pues supone nuestro reconocimiento como sujetos de pleno derecho, supone reconocer nuestra autonomía, como se les reconoce a los hombres, situando nuestras vidas como el elemento desde el que decidir. Es inaudito que en pleno siglo XXI las mujeres debamos seguir explicando que la maternidad no puede ser nunca forzada, que nuestro destino no es ser madres y esposas, que nuestros cuerpos no son simples habitáculos donde se engendra la vida, sino que cada cuerpo es una vida, una historia, una persona que debe poder decidir cómo quiere vivir. En el debate sobre la interrupción del embarazo se condensa toda una concepción sobre el mundo, sobre la democracia misma. Se trata de dos visiones, como digo, antagónicas: aquella que considera que las mujeres debemos de ser controladas pues dentro de cada mujer hay un ser egoísta incapaz de tomar buenas decisiones -aquí en España comparan el aborto con el genocidio- frente a otra visión que pone el foco en nuestra autonomía y en nuestra libertad, en nuestro derecho a gobernarnos y a decidir sobre todo aquello que acontece.

¿Qué características tiene la actual Ley y cómo funcionó la experiencia de aborto legal?
En la actualidad sigue vigente la ley aprobada por el anterior gobierno en el año 2010, que permite el aborto inducido durante las primeras 14 semanas, aumentando hasta la semana 22 en casos de grave riesgo de salud para la vida de la madre o malformaciones fetales. Esta ley supuso un avance frente a la anterior que se fundamentaba en supuestos según los cuales sería o no legal abortar. Hay una diferencia fundamental entre una ley de supuestos o de plazos, pues la primera de ellas parte de la idea del sojuzgamiento de las mujeres, dejando la decisión sobre si es correcto y, por lo tanto legal, interrumpir o no el embarazo a terceros, en este caso médicos.
No obstante desde los movimientos feministas consideramos que la ley del año 2010 es insuficiente, primero porque no garantiza su práctica en la red pública de salud, dado que permite la objeción de conciencia sin ningún tipo de control. En la actualidad hay Comunidades Autónomas como por ejemplo Madrid, Navarra o Extremadura donde no se realizan dentro de la red pública. Este hecho nos parece fundamental porque sino es gratuito las mujeres más vulnerables, aquellas con menos recursos, no podrán acceder, quedando en una situación de desprotección total. Asimismo no hizo algo fundamental: sacar el aborto del código penal. Es decir, no hizo de la interrupción del embarazo un derecho, sólo los despenalizó dentro de unos plazos, por lo que sigue dentro de esa idea perversa que antes comentábamos: las mujeres deben ser controladas.
En la práctica se realizan alrededor de 100.000 interrupciones de embarazos al año – creo que la última cifra oficial del año 2013 eran 110.000- que viene a ser más o menos la misma cifra que con legislaciones anteriores. He aquí la ruptura del primer mito: una legislación más permisiva no hace que aumenten el número de abortos, sólo hace que quien tome esa decisión lo haga con las máximas garantías sanitarias.
Un elemento positivo de la regulación es que estaba pensada desde un marco global, no es una ley del aborto, es una ley de salud sexual y reproductiva, por lo que entiende que la actuación de los poderes públicos debe intervenir en ámbitos como el acceso y la calidad de métodos anticonceptivos de manera universal, a la educación sexual a lo largo de toda la vida; sin embargo todas estas medidas no se aplicaron efectivamente.

¿Qué implicaría la Ley impulsada por el PP?
La Ley del Partido Popular es un ataque sin precedentes hacia las mujeres. Es un auténtico drama social que bajo ningún concepto vamos a permitir que se apruebe.
Vuelve a la vieja fórmula de una ley de supuestos en la que sólo se contemplan dos -recordamos que con la ley del año 85´eran tres los supuestos contemplados-  violación y grave riesgo para la salud y la vida de la madre. Resulta curioso cómo esa exacerbada defensa de la vida de la que hace bandera la iglesia católica se olvida en el caso de la violación, tal vez sea porque ese supuesto es el único que afecta a los varones que deberían cargar con una descendencia ajena y con la vergüenza de la deshonra de su mujer, su hija. Una vez más la única vida que les importa es la que aún no ha tenido lugar, pues una vez eres ciudadana eliminan los pocos mecanismos que garantizan una vida digna como son los servicios sociales.
Con todo y con eso prevé un procedimiento ciertamente tortuoso para aquellas mujeres que quieran abortar aun estando dentro de los supuestos permitidos. Se trata de juzgarnos y condenarnos. La mujer que quiera abortar necesitará dos informes médicos de un centro distinto del cual se realizará la intervención médica que certifique que cumple las garantías, una vez conseguidos deberá reflexionar sobre su decisión durante al menos cinco días y después encontrar una clínica donde se practiquen las interrupciones. Para todo esto las mujeres sólo tendrán 12 semanas, lo que hará totalmente imposible acceder en tiempos a dicha intervención. Se calcula que el 98% de las interrupciones del embarazo que se practican en la actualidad serán ilegales, y que del 2% restante un porcentaje muy bajo entrará en plazo.
Como pasa en todo el mundo, aquellas mujeres que tengan dinero continuarán abortando con la discreción y la mejor de las atenciones médicas y seremos aquellas mujeres con menos recursos las que suframos las peores consecuencias de esta ley.

¿Qué rol juega la sociedad en el debate sobre el aborto?
No era un debate que estuviera establecido socialmente, no había sectores movilizados exigiendo un cambio de legislación. Esto es una apuesta del gobierno del PP, que encaja con el momento político y económico que atravesamos en Europa. Los planes de ajuste estructural siempre van acompañados de medidas de control de la maternidad, pues como nos recuerda Silvia Federicci controlar el cuerpo de las mujeres es controlar la producción misma de clase trabajadora, es un proceso de acumulación, en términos marxistas, infinito. Tal vez sea esta la mejor explicación para que en tantos países continúe siendo un delito. Hoy en día los países europeos que más amenazados tienen ese derecho son España, Italia y Grecia, justo los países del ajuste duro (hay que recordar que Irlanda en la actualidad tiene una de las leyes más restrictivas de la Unión.)
Lo que sí hemos demostrado en nuestro país es que los movimientos feministas han tenido un proceso de acumulación de fuerzas importantísimo lo que ha permitido lograr alianzas con muchos de los sectores movilizados y ha dado lugar a las mayores manifestaciones feministas de la historia reciente. Esta movilización es la garantía para evitar su aprobación, logrando simpatías en sectores sociales que, en otros momentos, no se hubieran posicionado de nuestro lado.

Las mujeres abortan más allá de la existencia de una Ley penalizando el aborto y miles de mujeres mueren por abortos clandestinos ¿por qué crees que la sociedad, el estado y la medicina prefiere invisibilizar esto?
Porque el patriarcado es el sistema de dominación más antiguo y más perfecto. Invisibiliza esto, como también invisibiliza el feminicidio que en nuestro país es la violencia específica que más vidas se ha cobrado. Lo oculta porque debajo de toda esa retórica sobre la igualdad subyace la idea, que comentábamos más arriba, sobre que el destino de las mujeres es ser madres y esposas y nuestra vida tiene sentido para ellos en tanto que cumplimos con ese rol, que sin duda es también -y sobre todo- un rol económico indispensable para el mantenimiento del sistema capitalista.
Sin embargo tengo la certeza de que los años de rebeldía y de lucha no son en vano y cada vez hay más del lado de la justicia social, más personas que empiezan a comprender que una sociedad que no garantiza la vida a más del 50% de su población es una sociedad enferma.

¿Qué rol juegan los medios masivos de comunicación en el debate sobre el aborto en España?
Los medios de comunicación masivos, en tanto y en cuanto pertenecen a las grandes empresas de comunicación que, al final, son unas pocas en todo el mundo, hace tiempo que dejaron de informar para dedicarse a generar estados de opinión favorables al poder. En España esto ha sido tan evidente que los grandes medios han perdido credibilidad incluso en sectores que no estaban especialmente movilizados.
Lo anterior, unido al fuerte proceso de movilización en nuestro país ha generado una ruptura, una brecha cada más relevante, en ese modelo comunicacional y además de que han proliferado medios alternativos con una difusión masiva, en los grandes medios están apareciendo cada vez más voces discordantes, más voces que vienen a plantear que el nivel de manipulación es insostenible. También con este debate ha pasado lo mismo, frente a otros momentos en los que las opiniones hubieran sido más monocordes, desde muchos espacios se está disputando con éxito el monopolio de la información.

Se habla mucho del aborto pero para vos cuál es el punto fundamental para empezar una discusión y cuál consideras que es un argumento que no se debería usar al momento de debatir al respecto.

Lo principal es cambiar el foco, es imposible que ganemos ningún debate si son otros los que nos marcan los límites del mismo. No es un debate sobre la moralidad ni un debate sobre cuándo comienza o no la vida, eso será importante para los creyentes y yo, con lo que haga cada cual en su ámbito privado no me meto, esto es un debate público y poco tiene que ver con las sacristías.
Para mí lo fundamental es entender que el problema social sobre el que los poderes públicos deben intervenir es sobre los embarazos no deseados. La interrupción del embarazo es una medida de urgencia frente a una situación previa y es sobre lo que se debe intervenir. Desde aquí seguramente sea más fácil llegar a acuerdos. ¿Por qué existen embarazos no deseados? Debemos intervenir sobre el modelo de sexualidad en el que nos educamos dando herramientas a las mujeres para que ejerzan una sexualidad libre y a los hombres una sexualidad que no pase por entender el cuerpo de las mujeres como algo que está ahí para su disfrute y que por lo tanto puede tomar cada vez que quieran. Hay que educar en el uso de métodos anticonceptivos y éstos deben ser de calidad y accesibles a todo el mundo. Y, sin duda hay que intervenir sobre la violencia machista, hay que hablar y denunciar las violaciones y todas las prácticas más sutiles que la acompañan y la refuerzan.

¿Cómo ves el debate y las legislaciones sobre el aborto en nuestro país?
Siendo sincera seguramente sea uno de los puntos donde me ha decepcionado el gobierno de Cristina Fernández Kirchner, ese tipo de opiniones siempre duelen más cuando proceden de mujeres porque pareciera que renuncian a su propio ser, una suerte de falsa conciencia de género. El debate en profundidad no lo conozco, sé que una de las mayores oposiciones proviene del sector médico que plantea que el feto mismo es sujeto de pleno derecho, una auténtica barbaridad que además no es cierta. No se tienen derechos hasta que no se inscriben en el registro civil, hecho que no ocurre antes de haber nacido.

Sobre la legislación decir que es posiblemente una de las más restrictivas, contemplando escasos supuestos, algo parecido a lo que el Partido Popular pretende aprobar en España. Si el gobierno de Cristina Fernández quiere hacer bandera de los derechos humanos, sin duda en muchos aspectos están mucho más avanzados que aquí, no puede seguir cerrando los ojos a que garantizar la salud universal de las mujeres es un derecho humano.

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Por Tubal Páez Hernández.

Periodista cubano. Presidente de Honor de la UPEC) y de la FELAP.
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