Por Juan Carlos Camaño (*).- En estos días se destapan maniobras tramposas del Banco Mundial (BM) en perjuicio de Chile, más precisamente en desmedro de la presidenta Michelle Bachelet y a favor de su opositor y ganador en las últimas elecciones presidenciales, Sebastián Piñera.
La trampa en cuestión refiere a la alteración de datos de competitividad del país, según la evaluación amañada hecha con la intención de demostrar que el gobierno de centro-izquierda de Bachelet perjudiacaba a los chilenos, mientras que el gobierno de derecha -encabezado en otros años y a partir de marzo de 2018 nuevamente por Piñera- es bueno para Chile.
El economista jefe del BM, Paul Romer, aceptó como cierta la denuncia aparecida en el The Wall Street Journal el sábado pasado y pidió disculpas, como si con eso dejara a salvo la histórica trayectoria de una entidad que, junto con el Fondo Monetario Internacional (FMI), se ha esmerado a lo largo de décadas en inclinar la cancha para un solo lado: el de la mentira organizada contra los intereses de los trabajadores y las grandes mayorías sociales.
Esta es una de las instituciones internacionales de la democracia. Está todo dicho.