28 noviembre, 2017

El desempleo

Por Osvaldo Ardizzone (*).- Ya se que es legal, Juan… La vida esta llena de situaciones legales que te abruman, que de última, vos sabes que no son legales, aunque se hayan tomado todos los recaudos para que asi lo sean, o al menos, que así lo parezcan… ¿Te acordás de ese muchacho que había entregado cuatrocientos millones viejos, hace unos tres años, en una de esas empresas medio constructoras, medio financiera, medio inversoras? También te acordarás como concluyo todo ¿no es cierto? Un esqueleto de ladrillos. El despojo que se viste con el ropaje de la ley. Y una sonrisa joven, llena de esperanza, que se contrae en un gesto de bronca y desconsuelo.

Y ahora, Juan, te sigo la historia legal… ese mismo pibe que “perdió” los cuatrocientos millones viejos trabaja en una empresa como administrativo. ¿Sabes cuánto gana? Ciento veinte palos, si, siempre viejos… Por eso es que busca otra ocupación, por que ese ingreso no le alcanza ni para vivir diez días del mes… Y, como no tiene relaciones de influencia, comenzó a bucear en los avisos clasificados, una actividad hoy muy en boga… A las cuatro de la mañana ya está instalado en un bar de Plaza Constitución, provisto de una lapicera, seleccionando con febril ansiedad, todas las propuestas de laburo que le ofrece el periódico, mientras se toma un café apresuradamente… ¿Sabes que descubrí, Juan? Que recorriendo los avisos clasificados de los diarios, conoces el estado de un país… No mangan ni un profesional, ni un artesano… Promotores de venta. Personas ambiciosas. Buenas presencias…

Pero, seguimos con el pibe Juan, que vale la pena acompañarlo en ese vía crucis del amanecer… Te cito uno de los avisos que el pibe marcó en el diario… Decía más o menos así… “Importante SA” en el arranque y sigue “Para su nueva filial en expansión”… Después como es habitual se puntualizan los requisitos que van desde “la buena presencia, buen nivel cultural, para jóvenes de 20 a 25 años, únicamente ambiciosos”… ¿Te das cuenta Juan? Únicamente ambiciosos. Y para vestir el ofrecimiento de alguna jerarquía, se puntualiza que es “una función a cumplir en el departamento psicopedagógico” finalmente, el anzuelo que todo lo decide en números y en moneda nuevo… Un signo pesos y, a continuación 4.500.000, que siempre seguirán representando 450 palos en el tiempo que vos quieras…

Las nueve de la mañana. El muchacho llega, alegre, como el jibarito de la canción… La cola de postulantes, da vuelta a la esquina. Algo así como 150 jóvenes de ambos sexos.

Cuando traspone el umbral de una pequeña oficina, había transcurrido una hora y media. Detrás de la puerta, una muchacha que, en esos casos recibe el nombre de recepcionista. La señorita en cuestión, con una sonrisa amaestrada solicita algunos datos de filiación. Luego, invitó al pibe a enfrentarse con el seleccionador. Una oficina discretamente amueblada. Un escritorio, detrás del escritorio un personaje vestido con una rebuscada y chabacana elegancia. Un enorme reloj al que solo le falta una pantalla de televisión, en una muñeca. En la otra, una cadena dorada, de esas que llaman “de identificación”. Sonrisa de animador de televisión. Vocabulario coyuntural a nivel gerencial. Un apretón de manos, blando. Un carraspeo de estudio, sin levantar la vista, como enfrascado en la lectura de los prospectos que amanezan invadirle el escritorio, hasta que se atreve a formular la propuesta… Bueno… que esa era una muy buena oportunidad por las perspectivas económicas que ofrecía…Que, como decían ellos en su lenguaje a nivel gerencial, era un verdadero desafío a la desocupación… ¿no le parece?, agregó el personaje con una sonrisa de intencionada complicidad… ¿De que se trataba la actividad? Pues, nada mas que vender cursos de guitarra veloz… Si señor de guitarra veloz…. ¡Usted ni se imagina la cantidad de gente que, en nuestro país, sueña enjugar su soledad, tañendo, melancólicamente una guitarra! Por cada futuro guitarrista, usted percibirá una comisión más que tentadora… La operación es la siguiente: mediante la entrega de 50 millones viejos, el cliente recibirá la visita de una maestro de nuestra organización quien le entregara completamente gratis, una guitarra y un disco… ¡Parece extraño! ¿No? Pero en el referido disco están grabados algunos temas que responden a un sistema que se ha dado en llamar, cifrado… la voz del disco dirá…Ponga el dedito anular en la tercera cuerda, el mayor en la cuarta y el índice en la segunda… De esa mancera usted tendrá un “la” que corresponde al tema en el cual usted podrá acompañarse, si gusta del canto y así, siguiendo las instrucciones del disco, aprenderá los misterios de la mano derecha en la técnica del rasguido según sea zamba, cumbia, vals, vienes o joropo venezolano…

Entonces fue cuando el pibe le pregunto tímidamente… Señor… ¿y en cuánto tiempo aprenden el cliente a tocar la guitarra? Y la respuesta a nivel gerencial… Sistema veloz joven…nuestros maestros la aseguran, sin fe de erratas, que en un mes será eximio guitarrista…

¿Vos sabías Juan, que el joven de la historia era el profesor de guitarra? Hace como 15 años que anda con el instrumento y ni de eso puede vivir…

Y el tipo quería que vendiese cursos de guitarra veloz para aprender a tocar en un mes… ¿Te das cuenta, Juan? ¿Y los maestros que se prestan? ¿y toda la organización montada? Si, Juan es legal… Pero ya, ni a la música la perdonan… ¡cursos de guitarra veloz! Buena presencia, titulo universitario. Personas ambiciosas…

(*) Periodista y escritor argentino (1919-1987). El artículo fue publicado en la revista Goles Match y formó parte de sus columnas denominadas El Hombre Común.

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