Por Sergio Torres (*).- Hasta el pasado 10 de julio, ni los 750 goles y 37 títulos conseguidos en algo más de 900 partidos fueron suficientes para que Lionel Messi dejara de ser discutido por algunos, a veces muchos, que siempre le buscan la quinta pata al gato. Esos números, por sí mismos, dejan en claro que estamos ante la presencia de uno, o tal vez el mejor jugador de todos los tiempos.
La fecha no es antojadiza, esa noche del 10 de julio de 2021 quedará grabada fuego en la memoria del país futbolero. Triunfo y título continental ante Brasil y en el propio Maracaná. Messi y otros destratados lo hicieron. Justicia.
¿Qué cambió para que finalmente llegara el tan ansiado título con el seleccionado nacional? ¿Messi cambió? Parece ser el mismo fenómeno de siempre. ¿El público y la prensa que lo denostó y ahora lo alaba cambió? Ahora sí, porque finalmente le dio un titulo a la selección. Ahora sí es líder. Ahora sí es nuestro. Ahora sí rinde en la selección. Pragmatismo en estado puro.
El veletismo popular y mediático le rinde homenaje (por ahora) con el puñal escondido, siempre listo para cargarle algún San Benito, porque las pasiones son así, desmedidas y bastante injustas también.
Mientras tanto y ya con nuevo club, Messi va por todo, como siempre, con el mismo hambre que lo trajo hasta acá y que le permite sentarse sin pedir permiso en la mesa chica de los más grandes, junto a Diego, Pelé, Cruyff y Di Stéfano.
(*) Periodista