Más de mil expertos en tecnología, empresarios, científicos y filósofos de todo el mundo, entre ellos Yuval Harari y Elon Musk, advirtieron a través de una carta pública sobre “los grandes riesgos para la humanidad que trae el vertiginoso avance de la Inteligencia Artificial”, y pidieron “una pausa en su desarrollo”.
En esa ventana de tiempo -dicen- se “deberán establecer sistemas de seguridad con nuevas autoridades reguladoras, vigilancia de los sistemas de IA, técnicas que ayuden a distinguir entre lo real y lo artificial, e instituciones capaces de hacer frente a la dramática perturbación económica y política (especialmente para la democracia) que causará la IA”.
“En los últimos meses hemos visto cómo los laboratorios de IA se han lanzado a una carrera descontrolada para desarrollar y desplegar cerebros digitales cada vez más potentes que nadie, ni siquiera sus creadores, pueden entender, predecir o controlar de manera fiable”, afirman en la carta citada.
Otras voces piden no precipitarse ante el “altruismo” de la famosa carta, y toman estas declaraciones como una “pantalla para ocultar una guerra comercial y tecnológica entre los gigantes monopolios, que tiene como objetivo impulsar distintos mecanismos que masifiquen a nivel social/planetario la Inteligencia Artificial”.
Cualquiera sea el fin de la “famosa” carta, cuando se encuentra la punta del ovillo “en la tardanza está el peligro”, como diría el escritor español Miguel de Cervantes en el célebre Don Quijote de la Mancha.