Por Sergio Torres (*).- El episodio no pasó desapercibido. Cristiano Ronaldo se sentó para brindar una conferencia de prensa minutos después de convertirse en el máximo goleador de la historia de la Eurocopa tras el doblete conseguido ante Hungría. Desafiante, quitó dos botellas de Coca Cola, uno de los principales patrocinadores de la competición y lanzó su prédica: “beban agua”.
Por supuesto que el tema ya generó mar de fondo. La multinacional de las gaseosas pidió sanciones contra el portugués y la UEFA (organismo europeo organizador del torneo) advirtió que de ahora en más sancionará a los jugadores que deliberadamente tengan actitudes de desplante a los auspiciantes.
Cristiano Ronaldo no sólo es uno de los mejores jugadores del mundo, sino una marca en sí mismo. CR7, el hombre marca, tiene una alianza casi vitalicia, por ejemplo, con la multinacional de indumentaria Nike.
De acuerdo a un artículo de la revista de negocios Forbes, sólo en 2016, Cristiano Ronaldo le hizo facturar a su socio comercial Nike más de 500 millones de euros. CR7, el hombre marca, tal vez sea el influencer más destacado del deporte. Nike debió admitir, años atrás, condiciones de explotación laboral en sus plantas ubicadas en países del sudeste asiático.
En esta guerra de marcas en los últimos años entraron en acción los influencers, unas veinte millones de personas en este mundo que no son Cristiano Ronaldo ni ningún otro u otra deportista destacada y por su perfil y llegada en redes sociales son vistas por las grandes marcas como buenos vendedores de sus productos o servicios.
Un estudio de Advertiser Perceptions, en Estados Unidos, mostró que los influencers y contenidos pagos representarán en el 2021 el 20% del presupuesto de marketing digital. En 2018, la inversión en publicidad digital sólo en Estados Unidos había quebrado la barrera de los 100 mil millones de dólares, de acuerdo a los datos publicados por Interactive Advertising Bureau (IAB).
La pelea de las marcas es salvaje como nunca antes. Los medios digitales han potenciado los negocios a niveles nunca vistos. Mientras tanto más de un tercio de la población mundial vive con menos de dos dólares por día.
(*) Periodista