Uno de cada tres chicos y chicas de entre cinco y diecisiete años que viven en países afectados por guerras o catástrofes naturales no va al colegio, aseguró el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en el informe Futuros Robados: jóvenes y sin escolarizar.
Según el trabajo, son más de ciento cuatro millones de jóvenes los que no acceden al derecho a estudiar en los países devastados por conflictos bélicos o desastres ambientales.
A pesar de ello, se estima que solamente un monto menor al cuatro por ciento de lo recaudado en colectas de fondos de emergencia es usado para garantizar la escolaridad de los menores.
Se calcula que uno de cada cinco niños nunca estudió, y que dos de cada cinco no terminaron la escuela primaria. En Afganistán, por citar un ejemplo, 3,7 millones de chicos y chicas no están escolarizados, y el setenta y cinco por ciento son nenas.
El informe da cuenta de que en el mundo entero “cerca de 303 millones de niños y jóvenes de entre 5 y 17 años de edad –alrededor de 1 de cada 5– no asisten a la escuela”.
Y la pobreza, claro está, continúa siendo el principal obstáculo para el acceso a la educación: los chicos y chicas de menores recursos económicos, en edad de asistir a la escuela primaria, tienen cuatro veces más probabilidades de no concurrir que sus pares de mayores recursos.