Un reciente estudio realizado en Estados Unidos (EE. UU.) por el Centro Nacional de Derechos de la Mujer evidencia que en ese país, de cinco millones de personas que necesitan del aporte de los clientes en el comercio en el cual desempeñan funciones para alcanzar el salario mínimo, el setenta por ciento son mujeres.
El estudio destaca que la situación es aún peor para las mujeres nativas, afroamericanas y latinas, ya que son las que más sufren esta situación, lo que provoca que tres de cada diez mujeres que trabajan en este tipo de empleos vivan o estén cerca de la línea de pobreza.
Según el análisis, depender de las propinas “aumenta el riesgo de vivir bajo el umbral de la pobreza”, y en el caso de las mujeres, el hecho de necesitar la predisposición del cliente para recibir una propina las expone a un mayor riesgo de padecer acoso sexual, “ya que pueden sentirse obligadas a tolerar comportamientos inapropiados por parte de los clientes”.