Por Ana Villarreal (*).- Llueve plástico. Existen evidencias reveladas por estudios científicos que dan cuenta del hallazgo de partículas de plástico en las gotas de la lluvia. Hay presencia de plástico en casi todas las arenas del mundo. Hay alerta para consumidores de anchoas y otros peces por el contenido de plástico en sus tejidos.
El propio Servicio Geológico de los Estados Unidos advierte que la contaminación con partículas de plástico viaja en la lluvia, el polvo y el viento. Se han encontrado los microplásticos en la atmósfera y caen con las precipitaciones o nevadas, hasta en lugares donde no existe presencia humana.
El organismo oficial aclaró en un informe, a mediados del año pasado, que “los microplásticos se forman por la repetición, partición de trozos más grandes de plástico y llegan al agua de las ciudades al ser descartados dentro de hogares, oficinas o industrias”.
Por estas horas, también, la conmoción del mundo por la pandemia del Covid 19, no ha frenado la voracidad de los destructores del Amazonas. Miles de hectáreas no volverán a ser parte, nunca más, de uno de los pulmones del planeta. Los criminales incendios provocados por explotadores de la tierra dejan sin su hábitat a miles de personas de pueblos originarios y exterminan especies botánicas y animales.
La deforestación del Amazonas está fuera de control. Funcionarios del Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonia de Brasil, avisan que Brasil se dirige a una deforestación anual de 15 mil kilómetros cuadrados, con la venia del presidente Jair Bolsonaro, para mayores superficies destinadas a la minería y agricultura, favoreciendo los intereses de madereros, ganaderos y especuladores de las tierras ilegales.
La extinción del hombre por el hombre, se comprueba minuto a minuto. Es el corolario de un sistema económico, el capitalismo, que ha hecho su práctica y pedestal basados en el despilfarro, el consumo desmedido, las guerras y la depredación de recursos naturales, a la par del sometimiento a la explotación y el sufrimiento de las grandes mayorías de la humanidad.
Hace unos días la UTPBA, en este portal, reprodujo el discurso de Fidel Castro en la Cumbre de la Tierra, realizada en Río de Janeiro, Brasil,en 1992.
A casi tres años de la caída del muro de Berlín y cuando los agoreros del final de la historia vivían su apogeo doctrinario, directo, sin ambages, con la claridad con la que se dirigía públicamente, resistiendo archivos de estrategias, el comandante Castro advertía que “una importante especie biológica está en riesgo de desaparición por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre”.
(*) Periodista. Miembro de Conducción de la UTPBA.