Por Leticia Amato (*).- Ricardo Piglia señala en “Las tres vanguardias” (2016), libro que recopila una serie de conferencias que brindó en la década del ´90, que la vanguardia no hace sino pensar aquellos espacios desde los cuales es posible construir la ilusión de una contrasociedad. La utopía no tiene otro sentido que el de la crítica al presente, la crítica a lo dado. Porque vanguardia quiere decir el que está adelante, en el sentido del que piensa más allá de una situación establecida.
Lo cierto es que alguien habló de una foto, la foto de un encuentro de tres hombres desterrados, expulsados, autoexiliados, de sus patrias, de sí mismos. La sombra de la I Guerra Mundial acechando los pasos de los tres hombres que así y todo pensaban en –o ya estaban haciendo- revoluciones.
La imagen que los retrataría juntos tal vez nunca existió o, de existir, no se conoce a ciencia cierta, sin embargo, el mito cuenta que hubo un año en la historia y una ciudad en el mundo que, por diferentes vías, los convocó: Zurich, 1916, Lenin, Joyce, Tazara.
- ¿Por qué se encontraba Vladimir Ilich Lenin en Zurich, en 1916?
Luego de ser sometido a un largo exilio interno en Siberia, Lenin escapa de la Rusia zarista hacia Europa. El estallido de la I Guerra Mundial, en agosto de 1914, lo encuentra en la cuidad austrohúngara de Galitzia donde también será detenido hasta que, finalmente y con ayuda de amigos, Lenin logrará recalar en Suiza. Antes de su retorno definitivo a Rusia, Zurich es la ciudad en la que permanece entre los años 1915 – 1917 y desde la que trabaja denodadamente por revertir la dispersión de sus compatriotas bolcheviques a fin de unificar el partido. Allí escribe, ente otros textos fundamentales, El imperialismo, fase superior del capitalismo.
- Una ciudad familiar.
Por su parte, autoexiliado de Irlanda, su país natal, después de un extenso derrotero por diversas ciudades europeas, la neutralidad de Suiza acogió también a James Joyce, quien había dejado Dublín años atrás. El escritor se estableció en Zúrich -donde también nacieron sus hijos- en varias ocasiones, durante largos períodos. Entre 1915 y 1920 trabajó como docente, logra que se publique su volumen de cuentos Dublinenses, y buena parte de su paradigmática novela Ulises estaba siendo escrita allí.
- La meca vanguardista.
Tristán Tzara, nació en Rumania en 1896 y se instaló en Zúrich durante los años 1915 hasta 1919, a fin de estudiar Filosofía y Letras. En el mítico Cabaret Voltaire -que nació (y murió) en Zurich en 1916 a la luz de inquietudes artísticas y políticas de toda índole- Tzara funda, junto a otros escritores y artistas, el movimiento dadaísta, rupturista por excelencia y germen del posterior movimiento surrealista.
En 1916, Lenin tenía 46 años, Joyce 34 y Tzara 20. Antes y después de aquel año emblemático los tres hombres transitaron, quien sabe erráticos, las calles de Zúrich. Buscaban salidas, se hacían preguntas, pensaban y actuaban impulsados por la necesidad, que se impone, de transformar la realidad.
Lenin fue el principal artífice de la Revolución Rusa; Joyce, demolió la estructura convencional y la función social de la novela como género narrativo; Tzara se reveló contra la cultura canónica y la forma en que ésta producía y percibía el arte. Se trata de tres hombres, tres generaciones, que revolucionaron la historia política, social y cultural del siglo XX.
¿Existió la imagen que muestra una partida de ajedrez entre Lenin y Joyce frente a la mirada absorta del joven Tzara?
Resulta muy probable aunque imposible de asegurar. Si el encuentro fue real o fruto de la imaginación ya no es el dato relevante porque, como sostiene Hans Enzensberger: la oposición ficción- no ficción ha quedado paralizada al igual que la dialéctica entre arte y vida.
(*) Periodista. Secretaria de Asuntos Profesionales de la UTPBA e integrante de la Secretaría de la Juventud de la FELAP
