Nota publicada por primera vez el 15 de enero de 2022.
Por Juan Carlos Camaño (*)-. El próximo 25 de enero se cumplen 26 años del asesinato del compañero José Luis Cabezas, segundo periodista asesinado en democracia. El primero fue el compañero Mario Bonino, en 1993, durante el gobierno menemista.
El asesinato de Cabezas conmocionó a la sociedad y con el tiempo dejó en evidencia que la impunidad, en distintas categorías o escalas, es una aliada incondicional del poder económico, de “su” Justicia genuflexa y de sus gerentes políticos. Al cabo lo de siempre, salvo contadas excepciones -que no fue el caso del crimen de Cabezas- a pesar de las arduas batallas por la verdad y la justicia y por impedir que la politiquería se saliera con la suya: “embarrar la cancha” para que el crimen no subiera un escalón más dentro de las internas del partido gobernante.
“No sé olviden de Cabezas”, se dijo, se escribió y se gritó, en los medios, las plazas, los estadios de fútbol. Allí, como muchos, estuvo la UTPBA; también en foros internacionales, donde describió el contexto político, económico y social de la Argentina de aquella época, en la que el menemismo-neoliberalismo regaba de desocupados y salarios basura el país. “No sé olviden de Cabezas”, ni del contexto.
(*) Presidente de la Federación Latinoamericana de Periodistas, FELAP.


José Luis exigiendo justicia.
