P- ¿Cuáles son las dificultades que estás atravesando en el plano personal, profesional o laboral en el marco de la pandemia?
R- Creo que las dificultades que me atraviesan son las que transversalmente padece la mayoría de la población expuesta a una pandemia inédita para su generación, cuyo desafío exige una respuesta colectiva y el acatamiento de las medidas sanitarias pertinentes.
Particularmente, en una sociedad cuya subjetividad ha sido marcada a fuego por la estructuración hegemónica de la lógica neoliberal cuyo despliegue coloca al extremo individualismo en un altar y en su objeto más preciado como ordenador social, el reto ha sido doble, porque supuso hasta ahora luchar contra la propia formación y los impulsos que de ella emanan y, a su vez, confrontar la perspectiva de un conjunto tañado por esa lógica y muchas veces escéptica.
En lo personal, significó en todas las dimensiones la incertidumbre, en cuanto a lo laboral y en cuanto -y quizá más relevante pero unido a lo anterior indefectiblemente- al desarrollo de los vínculos y el goce que surge de estrechar distancias con las personas próximas en distancia y emocionalmente. Particularmente afectó hasta lo más recóndito las pequeñas certidumbres en lo cotidiano y trastocó mi previsibilidad dentro de lo ya inevitablemente incierto que significa estar vivo.
P- ¿Qué opinión te merece la falta de respuesta ante nuestro reclamo con respecto al predio de UTPBA en Moreno?
R- Es un tema que debería tratarse con carácter de urgencia porque el predio es un bien colectivo y al tener una parte interesada que surge de una asociación sindical cuyos miembros son trabajadores, debería ser tenida rápidamente en cuenta en cuanto a sus reclamos.
Espero que prontamente se generen los canales de diálogo y acción en un asunto de vital importancia para la organización de los trabajadores de prensa.