No hay un conflicto igual a otro, pero sí condiciones que se repiten. No es lo mismo la gravísima situación que desde hace meses atraviesan los trabajadores de 360 TDA que las dificultades que padecen desde un período considerable periodistas, operadores, locutores y personal técnico de Splendid-Rock & Pop y menos aún que la realidad que hoy viven quienes trabajan en radio Rivadavia.
Las similitudes indudables que tuvieron esos conflictos en el arranque (retraso en el pago de los salarios, acumulación de deudas, despidos, provocado desaliento profesional) fueron dadas por políticas patronales que convirtieron beneficios otorgados por el poder en impunidad de manejo en lo que respecta a sus responsabilidades empresarias, con desenlaces previsibles para tales conductas, a las que los trabajadores y organizaciones como la UTPBA opusieron –y oponen- una resistencia que hace eje en la defensa de los puestos de trabajo y en el efectivo cumplimiento en término de las obligaciones laborales que tienen los propietarios de esos medios.
Y es a partir de esto último donde cada situación alcanza a desarrollar su propia respuesta, que la UTPBA propone darla siempre respetando el mencionado eje. Es entonces cuando esas condiciones similares deben abordarse siguiendo lo que los trabajadores definan colectivamente en asamblea.
Hubo paciencia y firmeza en Rivadavia para no bajarse del reclamo del pago en término del salario que se venía abonando en cuotas durante mucho tiempo y que hace exactamente un año atrás se discontinuó de hacer hasta en esos términos, acumulando una deuda aún no saldada, mientras se reincorporaban despedidos, se preservaban todos los puestos de trabajo y la vida interna era un estado de asamblea permanente que se hizo cargo de movilizar a todos con el claro objetivo de cobrar como correspondía y mantener la fuente laboral.
Fue esa lucha la que marcó el terreno de las cuestiones centrales que debían atender los viejos dueños (la familia Cetrá y su nefasta administración de décadas) o quienes vinieran a hacerse cargo de la emisora: pago del salario cuando lo marca la ley, mantenimiento de los puestos de trabajo y pago de la deuda actualizada. Un nuevo socio mayoritario, que le cambió el nombre a la empresa, cumplió en setiembre y octubre con abonar los salarios en término, preservó los puestos de trabajo y al transformarse la vieja Recsa de los Cetrá en DIFA reconoció antigüedad, condiciones de trabajo y salarios de todos los trabajadores. Se está en el proceso de acordar lo que tiene que ver con la deuda, inclusive con aquella que la radio mantiene con las organizaciones gremiales, pero a esta realidad que fue capaz de construir una lucha unitaria e inteligente no hay mentira que pueda ocultarla. Digital y/o digitada.
Otra radio, Splendid-Rock & Pop, es centro de una preocupación compartida por todos los trabajadores y sus organizaciones. Después del cambio de mano (pasó del Grupo Szpolski al Fénix Entertainment Group), a comienzos de año, se registraron despidos y la situación iba camino a repetir otras experiencias vividas en las empresas de Szpolski. Por eso los nuevos propietarios trataron de despegarse de esa gestión, por ejemplo comprometiéndose a pagar los salarios en término.
Sin embargo en los últimos meses la empresa no cumplió con abonar los sueldos en la fecha que marca que ley y esto originó diversas medidas de fuerza, que podrán incrementarse si la patronal no revisa esa práctica, dado que, tomando lo que ocurre en otros medios como medida, los trabajadores de ambas radios están atentos para evitar que se naturalice esa irregularidad.
También 360 TDA transita por ese camino que proponen las empresas en esta etapa, que parecen no advertir la caducidad de ampulosas convocatorias a dar saltos de calidad en materia tecnológica y de disputa de poder mediático, aunque esto último no esté dado por el valor del planteo sino por la ilegitimidad de quienes se presentaron como únicos garantes de esa posibilidad.
360 TDA sigue existiendo, aunque el apagón informativo lo ignore o el interés por el tema reflote entre los enemigos en aquella disputa, porque los amigos del proyecto, desde una visión que excede la cuestión de los medios, ya lo dan por perdido.
Sin embargo, una convicción a la altura de los principios que se necesitan sostener para conflictos de este tipo no se resigna frente a un cúmulo de maniobras patronales tendientes a desalentar voluntades colectivas e individuales. Van 9 meses de cobrar el salario primero fuera de término, después en cuotas, de impedir despidos, de trabajar, de parar, de movilizarse, de denunciar, de no entrar en otra lógica que no sea la de defender las prioridades resueltas por todos: cobrar el salario, que no haya despidos.
Para varios trabajadores se produjo el agotamiento de la apuesta a ese “proyecto” y varios aceptaron una propuesta de retiro voluntario en mayo, que la empresa aún no hizo efectiva. Mientras tanto, dejaba caer semana a semana los planes de pago con los que se comprometía ante el Ministerio de Trabajo (por lo que empezó a acumular una deuda considerable), amenazaba con un procedimiento preventivo de crisis, con suspensiones, con la venta, con la llegada de un socio, con cobrar la pauta publicitaria (sí, era una amenaza), con que la última decisión del grupo sería “cerrar el canal”.
La empresa nunca pareció entender que el pago del salario, y ahora de la deuda y la preservación de todos los puestos de trabajo así como de la continuidad del canal, son premisas inalterables, que los trabajadores de prensa están dispuestos a sostener sin fecha de vencimiento y más aún cuando algún ideólogo de debacles cree que 360 debería tener una dotación de trabajadores que podría entrar en alguna de las oficinas donde se pretenden tomar decisiones tan temerarias.
Como dijo un compañero del canal: “muchos creían que en junio ya no iba a quedar nadie”. Se va octubre y la paciencia estratégica de los que pelean desde el comienzo obliga a que se tome nota que en 360 TDA no habrá un cartel que diga Cerrado por melancolía (ni Isidoro Blaisten lo permitiría).