En un escenario que recrea los momentos más nefastos de los 90, cuando el neoliberalismo se instaló en el país de la mano del menemismo, las empresas disfrutan todo el tiempo de las decisiones oficiales a favor de sus intereses, con ganancias que crecen al ritmo de lo que demanda su voracidad. En este panorama, como ya lo hemos señalado, la pelea por los puestos de trabajo y por salarios dignos obliga a combinar prioridades sin desatender ningún frente de lucha.
El reciente paro en Crónica TV, que obligó a que la empresa subiera la propuesta salarial inicial de manera considerable, se dio en paralelo con la pelea por el cobro de los salarios y la preservación de los puestos de trabajo en 360TDA, mientras en radio Rivadavia se seguía de cerca –en asambleas- la evolución de la situación tras la incorporación de un socio mayoritario que se comprometió a no despedir y pagó el primer salario completo después de demasiado tiempo.
Los acuerdos salariales alcanzados en Canal 26 y América TV, la discusión en pleno desarrollo con la patronal de Canal 9, la reapertura de las paritarias de prensa gráfica encarada por la UTPBA integran ese contexto en el que las denuncias por violaciones al convenio, incumplimientos de acuerdos, presiones profesionales se amplían, en tanto los grupos mediáticos cabeceras del establishment periodístico se expanden, sacando provecho de las condiciones generadas por el gobierno en materia comunicacional (además de lo mencionado respecto de lo laboral).
La presencia de la UTPBA en cada una de las situaciones narradas –a las que habría que sumar una enorme cantidad de hechos que requieren atención gremial y legal, individual y colectiva- implica un involucramiento de la organización, junto con los compañeros en las asambleas, en la discusión, la definición de prioridades y las medidas a realizar, sumándose al compromiso colectivo para el efectivo cumplimiento de lo resuelto. Como lo manda su historia de 30 años de lucha irrenunciable.