9 abril, 2018

¿Qué es el socialismo chino? Tercera Parte

El nacionalismo chino, o un hermoso oxímoron revolucionario

Por Guido Fernández Parmo (*).- La relación entre Revolución y Nacionalismo ha estado presente siempre en todas las experiencias históricas de movimientos que lucharon por la libertad y la emancipación. También desde siempre esta relación ha sido problemática. Al menos, para las revoluciones socialistas que luchan contra el Capital que no tiene nacionalidad, ha sido siempre así. ¿Qué importancia tendría la reivindicación de identidades nacionales cuando el enemigo no es el extranjero sino el burgués que nos explota?

Para aclarar esta tensa relación debemos en primer lugar diferenciar entre distintos tipos de nacionalismos. Podemos distinguir al menos dos: el oficial y el popular. El primero, es el de las clases dominantes que controlan el Estado y que está al servicio del control del territorio y la población. El nacionalismo popular es el que surge del pueblo y busca su liberación del proyecto oficial. En la actualidad, en un Occidente compuesto por Estados liberales, el nacionalismo oficial es el que defiende la economía capitalista. Se desprende de esto que, necesariamente, el nacionalismo popular deberá ser anticapitalista o no lo será. Podríamos decir: hay un nacionalismo de derecha y otro de izquierda. Es este último nacionalismo el que se define por sus tensiones y contradicciones, el nacionalismo “problemático”. China nos presenta un buen ejemplo de esta tensión.

Hablando con un colega periodista en San Petersburgo sobre política internacional, me expresaba su preocupación sobre el nacionalismo chino. “Los chinos, decía en mi visita el año pasado, sólo se preocupan de sí mismos”. Los chinos sos nacionalistas. ¿Qué quiere decir esto cuando hablamos de China? ¿Qué es el nacionalismo chino?

Existen dos episodios en la historia de China que nos permiten orientarnos en su nacionalismo: la llamada Guerra del Opio y la invasión japonesa de 1937. En ambos casos, China fue derrotada por imperios extranjeros: británicos, franceses y japoneses. El siglo XX chino está marcado por estas dos heridas. El nacionalismo chino actual se explica por estas dos heridas. Detrás de la Revolución comunista de 1949, además de los ideales socialistas de justicia e igualdad, estaba también la búsqueda de sanar esas derrotas. China debía recuperar su hegemonía “mundial”. Por eso, el 21 de septiembre de 1949, Mao pronunciaba un discurso, luego de la victoria de la Revolución, con un fuerte tono nacionalista: “Nuestra nación no será más una nación humillada”. En todo el discurso podemos ver en qué sentido la Revolución Comunista tenía un fuerte contenido nacionalista.

Pero volvemos a preguntarnos, “¿qué es el nacionalismo chino?”

La respuesta la tenemos en ese mismo discurso de Mao. Porque junto a frases del tipo: “¡Que tiemblen ante nosotros los reaccionarios internos y externos! ¡Que digan que no valemos para esto, que no valemos para aquello! Mediante tenaces esfuerzos y con pasos seguros, el pueblo chino llegará a su meta”, también Mao decía: “Nuestra revolución se ha ganado la simpatía y la aclamación de las grandes masas populares de todos los países. Tenemos amigos en todo el mundo”. Esto quería decir sólo una cosa en esa época: internacionalismo. El nacionalismo que Mao proponía, y que China ejerció mientras siguió bajo su órbita, se combinaba con el internacionalismo. Nacionalismo internacionalista.

Hermoso oxímoron revolucionario

Luchar por la Nación sólo debe ser un escalón para la lucha de los trabajadores contra la clase burguesa. Mao entendía lo mismo que Frantz Fanon cuando este advertía, a los movimientos de liberación nacional africanos, que si la independencia se limitaba a la cuestión nacional únicamente cambiarían el color de la bandera del opresor. Si no queremos caer en el nacionalismo de derecha, que siempre termina en el nacionalismo oficial y anti-popular, debemos entenderlo en clave marxista.

Esto es, considerarlo según sus relaciones con las coyunturas históricas particulares. El nacionalismo en la Italia fascista o el nacionalismo militarista yanqui se vuelven contra el pueblo mismo al defender los intereses de la clases dominantes, aunque el Frente de Liberación Nacional en Argelia podía presentarse también como revolucionario para expulsar al invasor.

El nacionalismo chino se levantó contra los enemigos extranjeros y locales del pueblo. Dicho de otra manera, fue y es un medio para alcanzar la liberación y la justicia. Eso es nacionalismo chino, “nacionalismo marxista” (segundo oxímoron revolucionario). Por eso Mao decía: “Para conquistar su completa liberación, los pueblos oprimidos deben apoyarse ante todo en su propia lucha y, sólo en segundo lugar, en la ayuda internacional”. Apoyarse en la propia lucha es aquí partir de cierto nacionalismo, de los problemas más cercanos a las masas, para en última instancia sumarse al internacionalismo. El nacionalismo era el medio para el internacionalismo.

Por distantes que parezcan a los ojos de Occidente, Deng Xiaoping y Mao Zedong coinciden en algo: el nacionalismo o el capitalismo deben ser entendidos como medios para alcanzar y perfeccionar la sociedad socialista. En una sociedad así, no hay ni clases ni minorías oprimidas. Más allá de todas las dudas, no hay que olvidar que quien propone el nacionalismo o el capitalismo es el Partido Comunista.

En la actualidad, el nacionalismo está orientado a reubicar a China en el panorama político y económico mundial. El nacionalismo chino debe entenderse a la luz de lo que muchos intelectuales chinos llaman la “modernidad alternativa”. Mientras que Occidente eligió la vía capitalista, democrática, liberal e imperialista, China transitó por otro camino desde 1949. El socialismo chino, con su economía planificada o de mercado, se presenta como una alternativa a la modernidad occidental. Por esta razón, la Revolución era tanto socialista como nacionalista: al mismo tiempo se lucha contra el Capital y el Imperialismo de Occidente. No podía ser de otra manera: eran lo mismo.

El problema que se presenta en la actualidad es si acaso la intervención china en las economías de Asia, Africa y Latinoamérica no se parece al imperialismo occidental. La diferencia estará en el “nuevo internacionalismo” que se debería discutir desde esa “modernidad alternatva”. Porque si se habla de “Socialismo chino” o “Socialismo del siglo XXI”, es preciso también hablar de un Nuevo Internacionalismo. Si Revolución internacional quedó en el pasado, sí debería tratarse de apuntalar a los proyectos políticos de países que también se presenten como una alternativa al Occidente capitalista, liberal e imperialista. El caso de las relaciones entre Latinoamérica y Rusia y China debería ir por ese camino. Entonces, el nacionalismo chino es esa “modernidad alternativa”, es decir, la defensa de la vía china que se superará en un nuevo internacionalismo en la medida en que existan bloques o países que se hayan zafado de la hegemonía occidental.

Nacionalismo chino, como capitalismo chino, deben ser los medios para desarrollar las fuerzas productivas del país, un poder político y económico que permita el fortalecimiento del socialismo. En China, Capitalismo sin socialismo es igual a desigualdad. Nacionalismo sin socialismo, es igual a imperialismo.

Para terminar, me gustaría recordar-recomendar la excelente película del 2015 del director Jia Zhangke Las montañas deberán partir. Muchas películas de este director han planteado las consecuencias de la apertura para la vida cotidiana china (Un toque de violencia, Naturaleza muerta, Plataforma), pero en Las montañas… podemos ver una mirada histórica, casi un juicio, de la vía capitalista. La película muestra, en tres momentos, la evolución de una pareja a la luz de la apertura económica, desde la década de 1990 hasta el año 2025. Estos tres momentos también marcan un cambio en el nacionalismo chino. En la primera escena vemos a los protagonistas bailar la canción de Pet Shop Boys “Go West” (Ve a Occidente). La apertura se iniciaba con un sentimiento de simpatía por Occidente y por EEUU. El nacionalismo era sinónimo de atraso, provincialismo y de aquello que había que dejar atrás. Luego de los 90, este sentimiento le dio paso a un nacionalismo propio de una China que empezaba a competir con el mundo. El trabajador convertido en millonario rápidamente empezaba a “creérsela”, esto es, ya no necesitaba mirar a Occidente. China se afirmaba a sí misma con independencia del resto del mundo. Finalmente, en la última parte, asistimos a un sentimiento anti norteamericano-occidental propio del nacionalismo actual chino. La pareja se ha separado, el hijo, rebautizado Dollar por el padre millonario, vive en el extranjero y apenas habla chino, la madre baila sola sobre la nieve la canción de Pet Shop Boys. Go West, esta vez, un fracaso.

(*) Secretario de Cultura y Deportes de la UTPBA. Licenciado en Filosofía y Letras y docente.

Lecturas recomendadas:

El discurso de Mao: https://www.marxists.org/espanol/mao/escritos/CPS49s.html

Sobre el Patriotismo y el Internacionalismo: https://www.marxists.org/espanol/mao/escritos/libros/librorojo/citas-2.htm#s18

 

Benedict Anderson. “Nacionalismo occidental y nacionalismo oriental. ¿Hay alguna diferencia importante?”, en: http://newleftreview.es/article/download_pdf?id=2320

 

Entrevista a Jia Zhangke: https://www.elperiodico.com/es/ocio-y-cultura/20160521/entrevista-jia-zhang-ke-mas-alla-de-las-montanas-5148666

 

 

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