Por Raúl Barr (*).- Las estadísticas oficiales son contundentes al 14 de diciembre: más de 41.000 fallecidos, 1.503.000 contagiados y 3.975.000 hisopados realizados, nos ubican el top – team del ranking de países con más muertos y contagios por millón de habitantes por covid-19.
Compartimos esta lamentable tabla con EE.UU, India, Brasil, Rusia, Francia, España, Gran Bretaña e Italia.
Mientras el proceso de evolución de la pandemia entra en una nueva fase, o como se bautizó: “La segunda Ola”, la guerra comercial desatada a partir de la búsqueda de la vacuna entró en su máxima ebullición. Las últimas semanas se desató la carrera por demostrar cuál de todas las que están en proceso de desarrollo final es más efectiva. El 90%, dijo uno, 93% replicó otro, 99% anunció un tercero.
La carrera está lanzada, y el efecto económico por lógica esperable moviliza toda la aparatología markertinera con la que cuentan los laboratorios de la industria farmacéutica.
La puja es a muerte quien llegue primero a la meta, multiplicará geométricamente el valor de sus acciones en el sistema financiero que se frota las manos esperando el round final o la famosa fase 3.
Los gobiernos juegan -a su vez- sus propios partidos. Una vacuna que crea una esperanza para cientos de millones de personas se transformó en una lucha política además de económica. El laboratorio del país que gane la pulseada le trasmite un enorme impulso político al país de origen.
Rusia y Estados Unidos reeditan la carrera espacial de la década del ‘60 en la carrera vacunatoria del 2020. Una remake donde en lugar de ver quien conquista el espacio exterior, producimos y vacúnanos a 7.000 millones de personas.
Mientras tanto en nuestra realidad cotidiana, la crisis económica recurrente, alimentada por la cuarentena, nos muestra una imagen dramática.
Los índices de pobreza, indigencia, desempleo y caída de todos los parámetros de medición económica nos presentan un escenario complejísimo. Frente al drama social, los cientos de muertos, y los miles de contagiados por covid que a diario abultan los números oficiales y que ya dejaron de ser motivo de disputas entre los dirigentes oficiales y los opositores.
Ya dejaron de ser protagonistas televisivos los infectólogos asesores del presidente, y los que jugaban para la oposición.
Ya no asistimos al informe graficado y virtual del presidente, el gobernador de la provincia y el jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Hoy nos enterábamos qué fase se aplicaba en cada distrito por programas televisivos -o radiales- políticos, económicos, deportivos o de chimentos que nos agobiaron con opinadores improvisados, convirtiéndose en el reality show de la Argentina.
Esta por demás claro que la sociedad en su conjunto naturalizó la pandemia, y volvió a su caótica forma de actuar. Sólo el uso del barbijo nos recuerda por ahora en qué mundo estamos.
Esperemos que la llegada de la “Segunda ola” no nos despierte de golpe y tengamos que correr hacia marzo el momento en que entendamos la gravedad de lo que venía y podamos actuar hoy como una sociedad madura.
(*) Presidente de la Obra Social de Prensa de Buenos Aires (OSTPBA)