Por Beatriz Balve (*).- ¿De qué se habla cuando se habla de redistribución del ingreso? Cuando se habla de redistribución del ingreso o mejor dicho de distribución del ingreso, debe plantearse como una re-distribución entre factores de producción es decir renta y ganancia hacia salario, jamás desde salario hacia salario.
Hacia el año l975 la distribución era 50 y 50, y era una sociedad justa ¿pero ese 50 -50 era entre asalariados? No, por supuesto que no. Era, 50 para los asalariados y 50 para la renta y la ganancia. Distribuir lo de los asalariados entre asalariados es una trampa o mejor dicho un atajo, una estafa.
El movimiento obrero organizado sindicalmente representa el trabajo asalariado, es decir trabajadores que cobran un salario mucho o poco, lo que debe con su acción, es garantizar que el factor salario, es decir los trabajadores asalariados ganen cuanto más mejor “No es distribuyendo miseria entre los miserables”que se logra la justicia social. No importa cuánto gane el mejor asalariado, siempre será injusto en relación a renta y ganancia.
Ahora bien, ¿los asalariados pagan impuesto a las ganancias desde toda la vida? No. Fue un gravamen de emergencia, sancionado en 1973 por el Congreso de la Nación bajo la ley 20.628 y paulatinamente se hizo más regresiva hasta la famosa tablita de Machinea bajo el gobierno de De La Rúa. Por lo que, a medida que se incrementan los salarios el impuesto a la ganancia les licúa el aumento conseguido en las paritarias, por lo que las negociaciones paritarias terminan siendo a nivel de discusión salarial, una gran puesta en escena.
Algo más. El movimiento obrero organizado sindicalmente, en tanto representación sindical de los trabajadores, deben defender al conjunto de los asalariados no importa el monto, ya que no es lo que los define. Lo que los define es que no son dueños de sus condiciones materiales de existencia, deben vender su fuerza de trabajo como una mercancía en el como cualquier otra mercancía, el pan por ejemplo.
La diferencia abismal entre esta mercancía-fuerza de trabajo-y las demás es la única que se paga una vez consumida: el asalariado comienza a trabajar el 1 de marzo por ejemplo y su salario lo recibe entre el 1 y 5 del mes siguiente próximo, es decir, un mes después.
Con el trabajo asalariado, a nadie le pueden dar la seguridad de que va a cobrar, pero no puede perder la esperanza de que así sea.
El trabajador es casi, un militante de la fe.
(*) Investigadora en Ciencias Sociales -CICSO