Un informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR), da cuenta sobre el impacto de las restricciones puestas en marcha en 2016 en relación a los controles de fronteras sobre los desplazamientos de refugiados e inmigrantes hacia y en Europa.
El trabajo de ACNUR refleja que los movimientos migratorios continúan pero ahora a través de rutas diferentes y más peligrosas, en muchos casos quedando a merced de mafias de todo tipo.
Por ejemplo en el caso de Grecia, el número de migrantes que arribaron por la ruta este del mar Mediterráneo disminuyó notoriamente luego del endurecimiento de controles en la ruta occidental de los Balcanes y la declaración Unión Europea-Turquía en marzo de 2016.
La principal ruta de acceso a Europa en la actualidad es la del centro del Mediterráneo, que va desde el norte de África hasta Italia.
Precisamente a la península itálica arribaron en 2016 más de 180 mil personas, siempre de acuerdo al informe de ACNUR, de las cuales cerca del 90 por ciento lo hizo en barco desde Libia.
Las llegadas incluyen tanto a personas con necesidad de protección internacional, como a víctimas de trata e inmigrantes en busca de oportunidades. Las dos principales nacionalidades fueron la nigeriana (21%) y la eritrea (11%). Otro dato preocupante es el aumento de menores no acompañados y separados que hacen este viaje: más de 25.000 en 2016, representando el 14% de las llegadas, más del doble que el año anterior.