Por Daniel Das Neves (*).- Se trata de esa parte de la realidad inmutable: Walt Disney está muerto y no podrá volver para ejecutar el deseo de Marcelo Tinelli. Ni ayudar a que Donald Trump permanezca en la Casa Blanca defendido por la cadena Fox y tolerado por el interés de las grandes plataformas mediáticas, las que acaban de combinar un piquete a la conectividad con un lock out patronal, inédito por su alcance no por su demostración de poder, que puso límite a un estilo al que dejaron hacer, más allá de aquella palanca que bajaron cuando escucharon la palabra fraude, en plena vorágine electoral.
Conocedor del arte de la conspiración, aunque con alguna tendencia amateur, Tinelli creyó ver esa práctica en la extensa entrevista que en uno de los programas de ESPN (en cuyo seno se diluyó la Fox Sports que conocimos hasta aquí) le hicieron al hasta hace poco jugador de San Lorenzo, Ignacio Piatti. El ex volante-media punta azulgrana se dedicó a cuestionar la conducta de los dirigentes del club, en especial de su actual presidente, con términos y comentarios de seguro impacto, que dejaban casi en un segundo plano las críticas a los hermanos Romero.
En lugar de defenderse como presidente de San Lorenzo, Tinelli apeló a su espalda de titular de la decaída Liga Profesional, una función en la que están involucrados muchos pares de otras instituciones, y en un rapto de audacia que tal vez la mayoría de sus colegas no admitirían, denunció a ESPN porque “firman los derechos del fútbol argentino para después, desde sus pantallas y programas, destruir al fútbol, a los dirigentes que ellos creen que les jugaron en contra, proteger a otros y pegarle a los clubes” y enseguida avanzó con un premonitorio deseo: “si viviera Walt Disney los raja a todos. Escupen para arriba. Es muy obvio. Todo vuelve amigos”.
Ese tufillo amenazante debería tener algún anclaje (por ejemplo: que la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia considere fuera de la legalidad el acuerdo entre la AFA y FSLA Holding LLC, la empresa del grupo The Walt Disney Company, si declara nula la fusión entre Fox y Espn, por abuso de posición dominante) si no se quiere caer en el ridículo de retroceder obteniendo a cambio el tratamiento que imponen las reglas de juego de este negocio, dejando la denuncia para los que, aún sin poder para modificar esas reglas de juego, al menos se reconocen en conductas más claras y consecuentes.
Los dichos de Tinelli vienen, sin pretenderlo y tardíamente, a reconocer la vacuidad -para algunos- , la falacia -para otros- que encierra la libertad de prensa y el oscurantismo en que se enmarca en tiempos de neoliberalismo-sociedad de mercado-capitalismo.
El silencio y la complacencia a cambio del negocio es una frase nada novedosa, que sin ninguna retorcida interpretación es factible decodificar en esas palabras que twiteara Tinelli, un hombre de los medios quien no pierde de vista su condición de empresario agradecido y de escuela, al asegurar/desear que “si Walt Disney viviera los raja a todos”.
(*) Periodista. Secretario de Relaciones Sindicales de la UTPBA.