Por Ana Villarreal (*).- Demasiado tarde. El lomo reseco del “pariente del mar” (**) ya no tiene manera de sonar en clave de presagio sobre los desastres inminentes para la biodiversidad. El río Paraná desnuda, en lo inmediato, una abarcadora estocada de muerte.
Habrá que tomarse el tiempo necesario, no demasiado, para ver consecuencias que afectarán, probablemente, desde el abastecimiento de agua potable, hasta el normal suministro eléctrico en varias regiones del país.
El descenso de las aguas, si bien viene registrándose desde hace, por lo menos, dos años, alcanzó en estos días niveles comparados con los de hace un siglo atrás. De acuerdo al reporte hidrológico de junio de la represa Yaciretá, resultó ser el segundo valor de caudal medio mensual más bajo de los últimos 120 años, luego del anotado en mayo de 1914.
Durante los últimos veinte años los gobiernos de los países de la región que recorre el Paraná: Brasil, Paraguay y Argentina fueron condescendientes con la avaricia de los productores agropecuarios, que en los tres países intervinieron criminalmente los recursos naturales. Incendios, deforestación y desgaste de los suelos, exterminio de la flora y de la fauna, no fueron razones de verdadera atención de las sucesivas administraciones gubernamentales.
Así, la frontera agrícola fue demarcando zonas más amplias de producción, en toda la extensión de la cuenca del río Paraná. Esos nuevos límites, con la forzada alteración de la biodiversidad mediante, son y serán la razón más segura de los índices extremos de las bajantes y crecidas de los caudales de los cursos hídricos.
“Con los cambios del uso de la tierra que se hacen en nuestros humedales, con terraplenes y endicamientos para agricultura y ganadería intensiva o incluso urbanizaciones, a lo que se suman quemas como las de 2008 y 2020, el sistema corre el riesgo de no poder recuperarse solo”. La advertencia corresponde a especialistas de la Universidad Nacional de Rosario.
El pariente del mar y la vida dejan de sonar con estrepitoso rigor, mientras los sucesivos responsables de sus márgenes de los últimos treinta años aturden con su urdimbre de silencio.
(*) Periodista y escritora. Miembro de Conducción de la UTPBA y delegada a la Federación Latinoamericana de Periodistas –FELAP-.
(**) Paraná en lengua guaraní significa “pariente del mar”.