Por Jean Pierre Holder (*).- Hace un par de semanas la multinacional de los videojuegos y la tecnología de consumo Nintendo Company hizo un anuncio que impactó de un modo que superó todo lo previsto. La presentación era, básicamente, de un nuevo juego o app llamado Pokémon GO, disponible para cualquier teléfono inteligente de la actualidad.
El producto no sólo fue viralizado por internet y redes sociales, sino que también tuvo en algunos países unos spots de TV interesantes, donde se veía cómo los usuarios, cual película de zombies de George A. Romero, caminaban en filas concentrados en la pantalla de su teléfono celular. Una exageración podría suponer cualquier desprevenido. Nadie puede andar por la vida así. ¿No? Bueno, parece que sí.
¿Pero qué es esta aplicación Pokemón GO? Al abrir la aplicación, vemos la pantalla y vemos lo mismo que veríamos en la vida real. Se enciende la cámara trasera del teléfono y nos muestra lo mismo que veríamos con nuestros ojos, y, claro está, los Pokémon, estas criaturitas asiáticas, tan particulares de un dibujo animado que nació en la segunda mitad de la década del ochenta y se hizo famoso en occidente en la década de los noventa. Entonces, debemos seguir estos animalitos virtuales, para poder capturarlos y así sumar puntos y ser alguien en la comunidad Pokémon.
Ahora, volviendo a los spots que fueron expuestos a modo de comerciales, ¿que tenían de realidad? Todo y más. En estas dos semanas la revolución Pokémon está dando que hablar, han pasado las cosas más locas que se pueden creer, para citar algunos casos: una chica buscando un Pokémon encontró un cadáver real bajo un puente de un rio. Una joven que cayó desde un puente y un par de atropellados en la vía pública. En el Central Park de Nueva York fanáticos cazadores de pokémones que por buscar a “Vaporeon”, un personaje destacado del juego, iniciaron corridas por el parque, siempre con la cara pegada al teléfono celular. También aparecieron, como no, aplicaciones con contenido malicioso para robar datos de los usuarios.
Cuando parecía que la dependencia del ser humano había llegado al límite llegó Pokémon GO. A cerrar bien las ventanas, no sea cosa que en el afán de encontrar a algún personaje se encuentren en mitad de la noche con un extraño, escondiendo su cara detrás de un teléfono celular, dentro de su habitación.
Como siempre, la moderación es la clave. Se puede disfrutar de esta aplicación de realidad aumentada, sin perder de vista que la realidad pasa por otro lado.
(*) Ingeniero en sistemas. Comunicador.