Por Eleazar Díaz Rangel (*).- Una semana después de las elecciones regionales es suficiente tiempo para haber escuchado y leído diversas opiniones sobre sus resultados, e intentar nuevas explicaciones a lo ocurrido. Veamos por ejemplo el caso de la abstención, que afectó a las dos partes. Por ejemplo, otros pudieron haber sido los resultados en estados como Bolívar, Carabobo, Miranda, Vargas, si en la oposición no hubiesen llamado a no votar. Eso está demostrado matemáticamente. En 2015, la oposición sacó 7.726 066 votos y el domingo 15 bajó a menos de cinco millones: 4.852.353. Hubo varias causas, que me anticipé a comentar aquí, y una de ellas fue el llamamiento a abstenerse que hicieron dirigentes opositores y opositoras. Si revisan lo que les sucedió el domingo, aparecerán estos hechos: derrotas causadas por ellos mismos. Naturalmente, también tuvieron su voto castigo por las guarimbas, los tres meses de violencia, el silencio ante esos hechos y su virtual complicidad con las sanciones contra Venezuela. Y no resultó sorpresivo que el partido que menos se identificó con esa política, como AD, ganara cuatro gobernaciones de las cinco que obtuvo la extinguida MUD.
Lo del fraude es un cuento repetido, que revela su incapacidad de aceptar críticas y de autocriticarse. ¿Es que no ven los 2.873 713 votos que perdieron en menos de dos años? Cuando acepten verlos, podrán encontrar las causas y dejarán de atribuírselos a un fraude que no hubo, y en todo caso, mejor hablar de ventajismo y que lo demuestren con hechos y pruebas. Supongo que las conclusiones de Ochoa Antich serán motivo de reflexión.
Por supuesto, las denuncias del inexistente fraude han encontrado esta vez la mayor receptividad en el exterior; desde Washington, la Unión Europea y algunos gobiernos de la región, donde las han recibido con entusiasmo porque confirmaría las posiciones que habían tomado contra el proceso electoral. Posiciones que estimulaban desde aquí y que multiplicaron las agencias noticiosas internacionales como AP, AFP, Reuters y EFE, que valoraron más las denuncias de la oposición que los resultados del CNE.
En fin, no sé si se atreverán a examinar a fondo esas elecciones, la pérdida millonaria que tuvieron, porque intentarlo debe acentuar las graves e inocultables divergencias en su seno, y podría terminar con su disolución.
La revisión también la tiene pendiente el GPP, anunciada por Diosdado Cabello el mismo día del triunfo. Si partimos de los ocho millones largos que el GPP obtuvo en la elección de la Asamblea Nacional Constituyente, en estas del domingo 15 se redujeron a 5.571 859, unos millones menos, aunque hay que recordar que ahora no votamos en Caracas. Una cantidad similar: 5.622 841, obtuvo el GPP en las parlamentarias del 2015. Esto muestra que estos cinco millones y medio es una votación dura, fiel al chavismo. Y que en uno y otro caso perdieron los otros millones que le suman sus simpatizantes, la periferia. Si partimos de que funcionaron su capacidad organizativa y de movilización, esos millones dejaron de votar, entre otras causas, en mi opinión, por dos motivos: la situación económica expresada esencialmente por la indetenible alza de precios, que se ha hecho insoportables, (¿dirigentes del Psuv sabrán que el kilo de carne subió a 70 mil, el de pollo a 60 mil y el queso a más de 40 mil?) y en segundo lugar la frustración por una ANC que no ha satisfecho las expectativas que se formaron ante su elección.
Naturalmente, estoy refiriéndome en ambos casos, a situaciones nacionales, y habría que añadir las causas regionales, seguramente distintas en cada estado. No tendrá la misma explicación la derrota de Arias Cárdenas que la de Henry Falcón, ni la de Vielma Mora que la de Henrique Capriles, ni la de Mata Figueroa con la de Guarulla, tres militares, solo a título de ejemplos, pero se trata de materias que tendrán que revisar en cada caso.
Y en el caso del GPP es de suponer que los votos del PCV, PPT y Tupamaros, que fueron decisivos para ganar algunas gobernaciones, serán debidamente evaluados para enfrentar algunas posiciones sectarias del Psuv en esas relaciones.
1- Por supuesto que el presidente Maduro tiene demasiados problemas por resolver, pero no se explica que demore tanto para decidir el alza del precio de los boletos del Metro. Hasta los usuarios lo creen necesario.
2- El mismo Psuv y sus partidos aliados, así como los sindicatos y organismos gremiales, deben promover la formación de las asambleas de ciudadanos, como instrumentos de enlace con los electores para impulsar iniciativas en la ANC.
3- Otra vez fracasaron las encuestadoras. No hubo una sola que le diera el triunfo al GPP, y mucho menos que se aproximara a lo que ocurrió. No sé si saben que cinco de ellas coincidieron a sostener que si la MUD no se dividía, ganaría todas las 23 gobernaciones. Cada día pierden más credibilidad, y dan motivos para que muchos piensen que ese sesgo, en algunos casos, vale dinero.
4- Venezuela tiene en los Bolivarianos más atletas que en ninguno de los juegos anteriores, pero, después del bajón en Chile, tienen tanta inseguridad que no se atreven a pronosticar resultados. Solo les leí que creen que entre Venezuela y Colombia ganaran 70 medallas, pero no son capaces de decir que les ganaremos a los colombianos, como sucedía antes.
5- La crisis en el olimpismo de Brasil, generada por haberse descubierto que sobornaron para conseguirla sede a Río, es menuda frente a lo que sucedía antes para favorecer, por ejemplo, a Corea del Sur.
-Nota publicada el 22-10-17.
(*) Periodista venezolano. Presidente de Honor de la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP).
-Fuente: http://www.ultimasnoticias.com.ve